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Brexit

Johnson envía dos cartas a la UE: una sin firmar pidiendo la prórroga y otra en la que aboga por cumplir el calendario

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, afirma haber recibido una carta del Primer Ministro y consultará a los líderes europeos sobre cómo actuar

Íñigo Gurruchaga

El Parlamento británico aprobó por 322 votos a favor frente a 306 en contra la Enmienda Letwin , que paraliza la votación final sobre el acuerdo de Brexit al imponer la aprobación previa de una legislación pertinente a la salida del país de la Unión Europea. Pese a estar obligado por la «ley Benn» —que le exige pedir una nueva extensión en la fecha de salida de la UE— a escribir una carta a Bruselas antes de medianoche, el «premier» Boris Johnson se negó en un principio a pedir una prórroga a Bruselas. «No negociaré una prórroga con la UE, y la ley tampoco me obliga a hacerlo», insistió Johnson. No obstante, el primer ministro británico acabó remitiendo anoche una misiva no firmada a la UE en la que se solicita un retraso de la salida británica de la UE hasta finales del próximo enero.

Además, junto a esa misiva el líder conservador envió una segunda firmada en la que precisaba que no creía que fuese beneficioso postergar el «divorcio» británico más allá del 31 de octubre.

Antes, Boris Johnson escribió también a los diputados haciéndoles saber que iba a transmitirle a la UE que una nueva prórroga del Brexit no era la solución y que el bloque podría rechazarla. «No negociaré un aplazamiento con la Unión Europea», dijo Johnson en la carta, informó Sky News. «Le diré a la UE lo que le dije al público británico durante mis 88 días como Primer Ministro: otra prórroga no es la solución». Además insistió en que «es muy posible que nuestros amigos en la Unión Europea rechacen la solicitud del parlamento de más aplazamientos».

Sin embargo, a última hora de la noche el Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, afirmaba que había recibido una carta de Londres en la que se pedía un aplazamiento del Brexit. Ante esto, Tusk añadió que lo consultará con los líderes europeos para decidir cómo reaccionar.

El debate sobre el acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea, en la sesión extraordinaria del Parlamento británico, comenzó con un Boris Johnson de oratoria parsimoniosa, subrayando la gravedad del momento. Se trata, advirtió el primer ministro a los diputados, de que el Parlamento muestre «la misma amplitud de perspectiva que nuestro amigos europeos» en poner fin al Brexit.

Logró que se escuchara respetuosamente incluso su afán de unir al país en torno a este acuerdo. Quince minutos tardó la Cámara de los Comunes en levantar sus voces de asombro o de protesta. El primer ministro había dicho que «nadie en esta Cámara quiere rebajar los estándares laborales o medioambientales». Es uno de los temas en los que se disputa el desenlace de la sesión de este sábado.

Johnson insistió en que se retirase del acuerdo pactado por Theresa May la lista de protecciones para que Reino Unido y la Unión Europea mantuviesen igualdad competitiva. El nuevo acuerdo borra ese capítulo de la parte legal y en la declaración sobre el futuro se señalan intenciones de mantener los estándares de la UE y también de diferenciarse.

El laborista Jeremy Corbyn insistió en que este es un «Brexit de Trump», empujando a la economía británica hacia un futuro de menos regulaciones, de «pollos limpiados con cloro», dijo el laborista mencionando la posibilidad de que Estados Unidos imponga a Londres la aceptación de esos pollos. Quiere reducir al mínimo las disidencias en sus escaños que darían la victoria a Johnson.

Los disidentes laboristas, de quienes depende el resultado, permanecen callados, salvo Frank Field, 'brexiter' contumaz, y Kate Hoey, que también lo es, pero es también norirlandesa de nacimiento y ha sembrado dudas sobre si en la cuenta de votos Johnson ha perdido un casi seguro apoyo por el mecanismo irlandés que ha pactado en el acuerdo.

En los escaños de la oposición se puso en pie Pat McFadden. «El primer ministro promete a sus colegas conservadores el futuro de desregulación en el que sueñan y al mismo tiempo promete a la oposición un camino a más derechos para los trabajadores, algo que atacó como periodista. Las dos promesas no son verdades compatibles», afirmó. Johnson titubeó en su respuesta, provocando las risas de la Cámara.

Abruptas

Cerca del mediodía, se levantó en los escaños laboristas Caroline Flint, diputada del norte obrero y 'brexiter'. Denunció a quienes quieren enmendar el acuerdo, condicionando su aprobación a que se tramite la legislación necesaria para que Reino Unido abandone la UE el 31 de octubre. El ministro Michael Gove se mostró alborozado. Compartió un papel con otros ministros. El voto de Flint parecía darles la victoria.

Poco después se puso en pie en los escaños conservadores, Mark François, para anunciar que todos los miembros del Grupo de Investigación Europea, los euroescépticos más radicales en el Partido Conservador, y que los miembros de esa facción, una treintena, han decidido, además de votar por el acuerdo, que apoyarán la tramitación íntegra de la ley posterior, eliminando así la necesidad de la enmienda de Letwin.

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