Leales de Juppé preparan la expulsión de Fillon de la carrera presidencial

Según un sondeo hecho público por France 2 (primera cadena TV del servicio público), la tarde del viernes, si Juppé fuese candidato a la presidencia, los próximos días, podría convertirse en el favorito a la victoria final, con un 26,5 % de intenciones de voto en la primera vuelta del 23 de abril, dejando atrás a Emmanuel Macron, candidato social reformista, con un 25 %, y a Marine Le Pen, con un 24 %.

Se trata de especulaciones, previsiblemente volátiles, pero sintomáticas, del vuelco bien real que pudiera provocar el abandono de Fillon, sustituido por Juppé, si tuviesen éxito las maniobras en curso.

Durante las últimas cuarenta y ocho horas, 69 diputados, senadores y personalidades del centro derecha decidieron dimitir, romper o abandonar sus puestos en la campaña de Fillon, estimando que el candidato conservador corre el riesgo de precipitar una histórica catástrofe para todas las derechas francesas. De hecho, Patrick Stefanini, director de campaña del candidato ha presentado la noche de este viernes su dimisión, aunque seguirá en su puesto hasta la manifestación que el aspirante ha convocado para este domingo.

Los fiscales que instruyen el «Penelopegate» anunciaron a los abogados de Fillon y su esposa que serían inculpados, el próximo día 15, por el presunto delito de extorsión de fondos públicos, por un montante de 900.000 euros, el importe de los salarios cobrados por Penelope Fillon y dos de sus hijos, como presuntos asistentes parlamentarios. Ante tal anuncio, Fillon decidió lanzar un órdago a la justicia, diciendo que se presentaría a la convocatoria de los jueces, pero no renunciaría a su candidatura presidencial, considerándose víctima de un intento de «asesinato político».

Fillon subrayó que prefería someterse al «juicio» y «sentencia» del voto democrático. Ese enfrentamiento populista con la justicia provocó una ola de pánico en el partido conservador Los Republicanos (LR). Y comenzó un largo rosario de dimisiones y abandonos de senadores, diputados y personalidades que han considerado «insostenible» continuar la campaña presidencial de Fillon, indefendible, desde su punto de vista.

El candidato oficial de LR, por su parte, ha preferido prolongar el enfrentamiento. Fillon pronunciará este sábado un «gran discurso nacional» en la periferia de París, en Aubervilliers, una ciudad más que problemática de los suburbios. Tras ese discurso, el domingo está convocada una manifestación de apoyo al candidato, en la parisina plaza del Trocadero, un lugar altamente simbólico. Fillon espera recibir un «apoyo popular masivo». A la luz de apoyo «masivo» o «menos masivo», el candidato conservador debiera confirmar su candidatura o comenzar a organizar una eventual dimisión o «retirada estratégica».

Entre LR y las distintas familias del centro y la derecha francesa, la obstinación de Fillon es percibida como un suicidio personal que tendría resultados desastrosos para Francia, privando al electorado conservador de un candidato audible y creíble. Más allá de la suerte personal del candidato conservador, lo que está en juego es un proyecto político apoyado por el centro y la derecha nacionales.

Ante esa evidencia, los amigos de Alain Juppé fueron los primeros en abandonar el «barco» de Fillon, haciendo aguas podridas a todos los niveles de su incierta línea de flotación. Los amigos de Juppé subrayaron que el alcalde de Burdeos «está dispuesto» a volver a presentar su candidatura a la elección presidencial.

Tras la dimisión de los amigos de Fillon, Gérard Larcher, presidente del Senado, y Bernard Accoyer, hombre de confianza de Fillon (hasta ayer) y secretario general de LR, se entrevistaron a última hora de la mañana del viernes con Nicolas Sarkozy , con el fin de «organizarse, muy de prisa, ante una situación insostenible».

El escenario que barajan unos y otros es la posible dimisión de Fillon, tras las «pruebas de fuerza» de este fin de semana. Si esa dimisión se produjese, Alain Juppé se perfila como la posible alternativa más plausible . Varios diputados han comenzado a enviar su votos al Consejo Constitucional, con el fin de apoyar una anhelada candidatura del alcalde de Burdeos.

Según los últimos sondeos, el «Penélopegate» y el presunto delito de extorsión de fondos públicos pesan de manera devastadora sobre las intenciones de voto de Fillon. Favorito a primeros de enero (con 32 % de intenciones de voto), apenas está hoy cotizado con un 19 / 20 % de intenciones de voto, a la baja, y podría ser eliminado por Marine Le Pen (26 / 27 % intenciones de voto) y Emmanuel Macron (24 / 25 % intenciones de voto) en la primera vuelta del 23 de abril.

Ante el fantasma de esa catástrofe electoral, Alain Juppé es presentado por los sondeos como posible «salvador» del centro derecha. Antes siquiera de conocerse una eventual retirada de Fillon, el alcalde de Burdeos pudiera contar con un 26 / 27 % de intenciones de voto. Se trata, sin duda, de previsiones de muy alta volatilidad, sometidas a graves hipotecas.

Nadie sabe si Fillon pudiera anunciar personalmente su retirada. Intentar descabalgarlo «por la fuerza» serían igualmente peligroso. Gérard Larcher, presidente del Senado, y Bernard Accoyer, hombre de confianza de Fillon (hasta ayer) y secretario general de LR, resumen la crisis con mucha prudencia, subrayando que se trata de una situación «insostenible». ¿Hasta cuándo?