Guterres y la ONU llegan tarde: «Presidente Putin, pare el ataque en Rusia»

El anuncio de Putin llegó pocos minutos después de que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hiciera un llamamiento desesperado de última hora para evitar la guerra. «Desde lo más profundo de mi corazón: presidente Putin, no permita que sus tropas ataque Ucrania. Dele una oportunidad a la paz».

Guterres reconoció que durante los últimos meses y semanas no se había creído los «rumores» sobre una nueva invasión rusa, los análisis de la inteligencia de EE.UU. sobre el reforzamiento de tropas rusas en la frontera con Ucrania y su intención de invadir el país vecino. «Me equivoqué y no me gustaría volver a equivocarme hoy».

No tuvo tiempo para la equivocación porque mientras hablaban los miembros del órgano de más poder de la ONU, Putin anunciaba la guerra desde Moscú. Las referencias a estar «al borde» del conflicto de los distintos miembros, los llamamientos a la «desescalada» y a la «templanza» -por parte de los más cercanos a Rusia, como China e India- caducaban con las palabras del presidente ruso. La afirmación del embajador francés, Nicolas de la Rivière, de que «si Rusia confirma que elige la guerra, tendrá que cargar con la responsabilidad y pagar el precio» no importaba. La guerra ya había comenzado en Ucrania .

«En las últimas semanas, Rusia ha dicho que nuestras predicciones eran histéricas. Rusia dijo que mentíamos. Rusia dijo que ofrecíamos al mundo desinformación», aseguró la embajadora de EE.UU., Linda Thomas-Greenfield. «Los diplomáticos rusos incluso se rieron en la cara del sufrimiento humano. Hicimos sonar la alarma y lo que dijimos que ocurriría ahora lo ve todo el mundo».

La representante estadounidense calificó a Rusia de «temeraria e irresponsable», que no ha escuchado cómo el mundo «imploraba» que volvieran a la vía de la diplomacia.

Thomas-Greenfield tuvo que volver a tomar la palabra después de conocer que Putin ya había dado el paso hacia la guerra. «Por desgracia, mientras que nos estábamos en este Consejo de Seguridad, el presidente Putin ha ordenado ese último paso al mismo tiempo en el que nos reuníamos en busca de paz y ha enviado un mensaje de guerra con total desprecio a la responsabilidad de este órgano», dijo. Anunció que el Consejo de Seguridad votará este jueves una resolución contra Rusia. No tendrá posibilidad de avanzar porque Rusia es uno de los cinco países con derecho de veto.

La reunión acabó en bronca, tras intercambios agrios de los embajadores de Rusia, Vasili Nebenzia, y Ucrania, Sergei Kislitsia. El primero confirmó ante el resto del consejo la decisión de Putin de ir a una «operación militar especial» en las regiones separatistas. Lo justificó en la seguridad de los cuatro millones de ciudadanos en esas regiones, que son «peones en un juego geopolítico centrado en debilitar a Rusia».

Kislitsia ofreció un discurso emotivo y de rabia. Exigió a Nebenzia que llamara en ese mismo momento al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, para que le confirmar que las tropas rusas «no están bombardeando y quemando ciudades de Ucrania» (Nebenzia dijo después con sorna que no pensaba despertar a su ministro). Cuestionó que Rusia fuera ya un miembro legítimo de la ONU por no cumplir con su Carta y exigió que Nebenzia dejara de presidir el órgano. Le preguntó si quería que mostrara el vídeo de Putin anunciando la operación militar.

«Es demasiado tarde, queridos colegas, para hablar de desescalada, demasiado tarde», dijo el embajador ucraniano. «Es la responsabilidad de este órgano de para la guerra, y pido a todos vosotros que hagáis todo lo posible para hacerlo».

«No hay purgatorio para los criminales de guerra, van directamente al infierno», le dijo el ucraniano al ruso. Nebenzia se limitó a responder que la acción de Putin «no es contra el pueblo ucraniano sino contra el régimen que tiene el poder en Kiev».

La artillería rusa para entonces ya caía en diferentes ciudades de Ucrania, incluida la capital Kiev, mucho más allá de las regiones separatistas que Putin dijo querer intervenir.

El Consejo de Seguridad volverá a reunirse este jueves, su tercera sesión en tres días, sin muchas esperanzas de que pueda cambiar el curso de la guerra en el Este de Europa.