Europa celebra su día con sus valores en entredicho

Hoy es una fecha en la que, más allá de los actos simbólicos y jornadas de puertas abiertas de sus instituciones, Europa ensalza los valores del Artículo 2 de su Tratado, que dice lo siguiente: «La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los Derechos Humanos , incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías».

Para Carlos Martín Ruiz de Gordejuela, portavoz de la Representación de la Comisión Europea en España, «el artículo 2 sigue siendo válido hoy», en una época en la que reconoce que han aumentado los euroescépticos pero en la que, vistos los retos que tiene por delante Europa, sólo puede haber una respuesta.«En un momento tan difícil y de tanta crisis es cuando necesitamos más Europa , que políticos y ciudadanos se conciencien de que sólo con una respuesta solidaria y europea se puede avanzar», subraya Martín.

«Absolutamente, no». Así de claro lo tiene Carlos Ugarte, responsable de Relaciones Externas de Médicos sin Fronteras , unas de las organizaciones que más en contacto está con la mayor crisis —con permiso de la económica— a la que ahora se enfrenta Europa, la de los refugiados. « Europa está fallando estrepitosamente , pero lo que me plantea mayor preocupación es que lo está haciendo de manera consciente y deliberada», lamenta Ugarte, quien tilda de «papel mojado» esos principios que sostienen la Unión.

Según el criterio del experto, «todos los pasos» dados en los últimos años por Europa, sus países y sus instituciones en materia de refugiados persiguen «la fórmula para dar la espalda a todos esos hombres, mujeres y niños para los que Europa era la última esperanza». Martín, por su parte, también hace autocrítica y reconoce que los mecanismos comunitarios en materia de refugiados no responden a lo que se esperaba de ellos.

«El sistema actual de asilo no está funcionando», reconoce el portavoz de la Representación de la Comisión Europea, quien lamenta que los Estados contribuyan con «soluciones individualistas y a muy corto plazo» a solventar la crisis migratoria. «Es un fracaso colectivo de la Unión Europea basado en el fracaso individual de cada país», añade Ugarte, quien reparte culpas al recordar que una de las políticas comunitarias más controvertidas, como es derivar a los refugiados a Turquía a cambio de dinero europeo, «no habría salido adelante si un sólo país se hubiera opuesto a ella».

«Al final avanzaremos hacia donde deseen que avancemos los ciudadanos», remarca el portavoz de la Representación de la Comisión Europea, quien defiende la unidad entre los países miembros, algo que no tiene que ser sinónimo de uniformidad. «No somos Estados Unidos», refuerza Martín. Y es verdad, Europa no es Estados Unidos pero tampoco se parece a Canadá , al menos a la hora de responder a la crisis de los refugiados, como critica Ugarte, algo más pesimista en su diagnóstico al considerar que Europa está inmersa en una «crisis moral» alrededor de sus valores identitarios.

Con sus palabras, Ugarte lamenta que no se continúe con el legado de Schuman, que posibilitó que potencias como Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo o los Países Bajos se unieran hace más de 60 años en la Comunidad Europea del Carbón y Acero (CECA) —bisabuela de la Europa actual— esquivando así la posibilidad de caer en la que por entonces era la mayor crisis posible: la guerra.

Hoy las crisis son otras y, por ejemplo, miles de refugiados —al menos 1.008.616 personas en 2015 en virtud de los datos de Médicos sin Fronteras — esperan una respuesta por parte de Europa detrás de una verja de alambre apelando a la solidaridad o al respeto por los Derechos Humanos que predica la Unión Europea en sus tratados. Por ello, el responsable de Relaciones Externas de Médicos sin Fronteras considera que, «viendo la respuesta que está dando Europa a esas personas que vienen pidiendo auxilio, no hay motivo para que alguien con una mínima sensibilidad tenga algo que celebrar».