Entre operaciones y 'rublonización'

La pelea dialéctica sobre Mariúpol no cesa. Kiev y Moscú se acusan recíprocamente de ser culpables de la inexistencia de un corredor humanitario para los que, a duras penas, subsisten bajo las ruinas de la acería Azovstal , cerrada a cal y canto por las tropas rusas. Se barajan las cifras de 500 militares y 1.000 civiles. No debería haber mayor problema para evacuar a los civiles. Otra situación es la de los que, en su mayor parte, parecen pertenecer a milicias encuadradas en el llamado batallón Azov . Ésos, para salir de la ratonera, deberían o hacerlo combatiendo, o deponiendo previamente las armas para, en el mejor de los casos, ser considerados combatientes a la luz de los Convenios de Ginebra. Ahí podría estar el meollo del problema que dificulta la «evacuación».

Sorprende que, sin ambages, el portavoz del Pentágono, John Kirby , haya reconocido la formación y el entrenamiento de militares ucranianos en el aprendizaje y manejo de «sistemas clave». Habrá que entender que se refiera a armamentos y equipamientos norteamericanos, como podrían ser direcciones de tiro, comunicaciones y radares. También ha precisado que tal actividad formativa se realiza en instalaciones norteamericanas en suelo alemán, así como en otras dos ubicaciones que no ha especificado, pero que estarían fuera de los EE.UU. y de Ucrania . Una aclaración que parece ir dirigida a descartar la existencia de tropas norteamericanas en Ucrania. Retórica, sin embargo, que no oculta la creciente implicación norteamericana en el conflicto.

El Kremlin, en palabras de su ministro de asuntos exteriores, Lavrov , sigue aventando el espectro de algún tipo de intervención rusa en Moldavia , como consecuencia del aumento de la tensión en esa zona, por los recientes atentados contra varias instalaciones civiles y militares en la secesionada Transnistria . Ha advertido contra una posible adhesión de Moldavia al Tratado de Washington (OTAN), porque ello «no ayudará a su seguridad».

En el plano económico, lo más novedoso es la negativa de Alemania a pagar las importaciones de gas y petróleo rusos en rublos ―como exige Putin ―. Lo que, seguramente, lleve al presidente ruso a cerrar el grifo de su energía para Alemania, como recientemente ha hecho con Polonia y Bulgaria . Eso afectaría a la economía alemana que, por ser motriz del resto de las economías de la eurozona, también afectaría negativamente a España. Por otra parte, Rusia ha anunciado la «rublonización» de las zonas recientemente ocupadas, empezando por Jersón y Berdiansk .

Pedro Pitarch, 29 de abril de 2022