francia
Del duelo Sarkozy-Hollande al Rajoy-Rubalcaba, otro mundo al otro lado de los Pirineos
La espontaneidad, la mirada a los ojos y el control de los datos sobre los problemas del francés de a pie fueron envidiables
Del duelo Sarkozy-Hollande al Rajoy-Rubalcaba, otro mundo al otro lado de los Pirineos
El último debate electoral de la campaña francesa no colmó quizá las expectativas del presidente saliente, Nicolas Sarkozy, pero sirvió para demostrar que en materia de debate televisivo los políticos franceses sacan varios cuerpos a los españoles.
Este podría ser un breve análisis ... comparativo entre el debate celebrado ayer entre Sarkozy y Hollande y el que mantuvieron Rajoy y Rubalcaba antes de las elecciones del 20 de noviembre (que muchos consideraron entonces “refrescante” tras los soporíferos y encorsetados celebrados anteriormente con Rodríguez Zapatero):
- Espontaneidad . Sarkozy y Hollande debatieron casi sin papeles , y evitaron leer sus notas en sus respectivos turnos de respuesta. Las interrupciones y el debate fueron constantes a lo largo de las tres horas ininterrumpidas de debate, y bastó una breve advertencia de uno de los dos moderadores para respetar el uso de la palabra del rival. En cambio, el uso de papeles es habitual en los debates españoles, y no faltó en el último entre Rajoy y Rubalcaba.
- Lenguaje corporal . Sarkozy y Hollande se miraron en todo momento a los ojos . Ninguno se dirigió a los moderadores o a la cámara. Hollande, hierático y circunspecto por carácter, no utilizó las manos; Sarkozy, pasional y vehemente, hizo meritorios esfuerzos por blandir sólo la mano derecha. En los debates entre políticos españoles los rivales eluden con frecuencia mirar a los ojos y hacen un uso excesivo de manos y dedos acusadores, lo que les resta fuerza argumental y talante de estadista.
- Datos y argumentos sencillos . La memoria desplegada por Sarkozy y Hollande para dar datos y estadísticas sobre problemas cotidianos del francés fue sorprendente, pero más aún su esfuerzo por demostrar sus posiciones políticas con argumentos sencillos y fácilmente comprensibles por el gran público. Los debates españoles abundan en conceptos abstractos y frases hechas. El debate entre Rajoy y Rubalcaba ofreció en muchos momentos la impresión de ser una sesión de control parlamentaria.
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