Dimite el ministro de Interior libio tras los ataques de radicales islámicos a mausoleos

«¡Libia no es Afganistán!» , gritaba una mujer en una manifestación en Trípoli, la capital, en contra de la destrucción de eass tumbas de santones y eruditos, informa la agencia France Presse. «Antes de nada cúbrete la cabeza», le espeta un islamista que añade «déjalos, con este sol no van a estar ahí mucho tiempo».

La escena refleja la división que hay en el pueblo libio tras más de cuatro décadas de dictadura bajo Muamr Gadafi. Unos se aferran a la posibilidad de un país que sin dejar de ser musulmán se abra a un futuro de igualdad. Otros prefieren un estado apegado a la «sharía» (ley islámica).

Grupos de radicales islámicos, que entiende que no hay que alabar más que a Alá, han destruido el viernes y el sábado dos lugares de peregrinación muy populares entre los libios. En uno de ellos, en la localidad de Zlitan , legaron a usar explosivos y excavadoras.

La manifestación de Trípoli se dirigió desde la plaza de Argel hasta el lugar donde fue saqueado el otro mausoleo, en plena capital y situado frente a un hotel de lujo.