Gol a la dictadura libia
Los clubes de fútbol del este de Libia se han sumado a la revolución. Desde hace un mes no se disputa la Liga, sobre la que también proyectan su larga sombra los hijos de Gadafi
El comité que en hace unas temporadas sancionó al Ahli de Bengasi después de que sus aficionados osaran cantar contra Muamar Gadafi y su familia durante un partido de fútbol estaba formado por excavadoras y agentes del orden. Fueron enviados por la autoridad ... de Trípoli el viernes siguiente a la sede del club, que quedó totalmente destruida.
Bengasi , donde el dictador ha tenido tradicionalmente menos predicamento que en sus feudos de Trípoli o Sirte, su ciudad natal, se ha convertido desde el pasado 17 de febrero en capital de los rebeldes libios que tratan de derrocar a un tirano apoltronado desde hace más de cuatro décadas.
Los jóvenes libios llenan una parte importante de su tiempo con este deporte. Siguen especialmente los campeonatos de España e Italia. Aun así, también viven apasionados su Primera División, que disputan 16 equipos pero que desde hace un mes está en el dique seco por culpa de la revolución.
Los jugadores del este se han sumado a los rebeldes . Por eso es imposible que en estos momentos se disputen partidos entre equipos de Bengasi, que acoge a cinco de los clubes, y Trípoli, que acoge a seis.
"No tendría ningún problema en jugar con los de Trípoli en estos momentos. Libia es nuestro país", asegura Muataz Ben Ammer, de 30 años y capitán de Ahli Bengasi. Pero al mismo tiempo reconoce que "su vida está parada. Ni siquiera entrenamos. Ahora estamos con la revolución ". Está convencido de que en unos días habrán enterrado al régimen y retomarán el campeonato.
Pero la guerra civil desatada no parece que esto vaya a ocurrir de manera tan breve. "Veo el panorama muy negro para que la Liga se retome este año", reconoce Esamm Hussen, un conocido periodista deportivo de Bengasi. Añade que, como en casi todos los sectores del país, el número de inmigrantes es alto en el fútbol, "hasta cinco extranjeros por equipo", y muchos han tenido que abandonar Libia por el conflicto y regresar a sus lugares de origen, casi siempre en el África negra y el Magreb.
"En la nueva Libia no habrá más Mohamed Gadafi", añade en referencia al hijo mayor del dictador, que aprovecha su poder para interceder a favor de unos u otros según su capricho. Efectivamente, en la Liga libia hay lo que algunos llaman " equipos políticos " que no son más que víctimas del sistema.
¿Alguno de ellos ganó campeonatos por el apoyo de los Gadafi? "Por supuesto", responde Ben Ammer, que ha sido durante siete años miembro del equipo nacional libio. "Tienen dinero, poder, y a un personaje como Mohamed Gadafi detrás apoyándoles. Además, algunos ya eran buenos equipos antes de que llegara Gadafi al poder", explica. " La existencia de esos equipos políticos terminará con los tiempos de Gadafi ".
Un claro ejemplo es el Itihad de Trípoli, ojito derecho durante muchos años de Mohamed Gadafi, en el que jugó algunas temporadas Muataz Ben Ammer. De aquellos años recuerda con cariño el amistoso que jugó en 2003 en el Nou Camp frente al Barça y muestra la foto de recuerdo que se hizo junto a Saviola.
También jugó en el Itihad Saadi, otro de los hijísimos, del que guardan negros recuerdos jugadores, aficionados y periodistas deportivos. Hace diez años, cuenta el periodista Essam Hussen, había un jugador que le dispuataba el trofeo de máximo goleador de la Liga. Saadi ordenó que lo echaran cinco partidos para que nadie le hiciera sombra. Poco después, se fue a jugar en la Liga italiana.
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