«¿Sabes qué proclamas hacen en las manifestaciones? Los cristianos a Beirut y los alawíes al ataúd»

Llegamos a la Plaza de los Abbasíes. Allí cojo un minibús que me lleva a Dahiat Al-Assad. Se encuentra en las afueras de Damasco. Es conocida como la zona en la que viven mayoritariamente miembros de la Seguridad y del Ejército. Casi todos los vecinos son alawíes, la confesión a la que pertenece Al-Assad.

También lo es Hafez. Hace meses que no le veo. Nos alegramos del encuentro. Me da una pequeña vuelta antes de conducirme a su casa. «Mira, ¿ves todas esas mezquitas? Aquello es Duma, donde están todos los salafíes. Pero no te preocupes, aquí estás seguro», me dice. Cree que los cientos de miles de personas que están saliendo a las calles, si vencen, le perseguirán a él, a los suyos y al resto de minorías.

«¿Sabes qué proclamas hacen en las manifestaciones? Los cristianos a Beirut y los alawíes al ataúd», explica. Hafez sigue al pie de la letra la versión oficial del régimen. Teme que los Hermanos Musulmanes o algo peor coja el testigo de Al-Assad. En Túnez y en Egipto los islamistas son cada vez más fuertes. Siria siempre se ha caracterizado por la excepcional convivencia interreligiosa entre sunníes, chiíes, alawíes, drusos y cristianos y la aconfesionalidad que marca la Constitución.

En paralelo, suenan voces de que pueda estallar un conflicto sectario. Ya se han producido los primeros enfrentamientos civiles entre suníes y alawíes en Homs. Hafez habla mal de la sunna , le echa la culpa de todo lo que está ocurriendo y hace comentarios muy despectivos.

Esperamos que la modélica convivencia en Siria no se rompa por nada del mundo. Llegamos a la Plaza de los Abbasíes. Allí cojo un minibús que me lleva a Dahiat Al-Assad. Se encuentra en las afueras de Damasco. Es conocida como la zona en la que viven mayoritariamente miembros de la Seguridad y del Ejército. Casi todos los vecinos son alawíes, la confesión a la que pertenece Al-Assad.

También lo es Hafez. Hace meses que no le veo. Nos alegramos del encuentro. Me da una pequeña vuelta antes de conducirme a su casa. «Mira, ¿ves todas esas mezquitas? Aquello es Duma, donde están todos los salafíes. Pero no te preocupes, aquí estás seguro», me dice. Cree que los cientos de miles de personas que están saliendo a las calles, si vencen, le perseguirán a él, a los suyos y al resto de minorías. «¿Sabes que proclamas hacen en las manifestaciones? Los cristianos a Beirut y los alawíes al ataúd», explica. Hafez sigue al pie de la letra la versión oficial del régimen . Teme que los Hermanos Musulmanes o algo peor coja el testigo de Al-Assad. En Túnez y en Egipto los islamistas son cada vez más fuertes. Siria siempre se ha caracterizado por la excepcional convivencia interreligiosa entre sunníes, chiíes, alawíes, drusos y cristianos y la aconfesionalidad que marca la Constitución.

En paralelo, suenan voces de que pueda estallar un conflicto sectario. Ya se han producido los primeros enfrentamientos civiles entre suníes y alawíes en Homs. Hafez habla mal de la sunna, le echa la culpa de todo lo que está ocurriendo y hace comentarios muy despectivos. Esperamos que la modélica convivencia en Siria no se rompa por nada del mundo .