Liberada la corresponsal de ABC en La Habana, Camila Acosta, tras ser detenida e interrogada durante horas

Según esta primera información, la periodista habría salido de la casa donde se hospeda -la suya fue confiscada- para dirigirse a los policías que se hallaban controlando su arresto domiciliario. Acosta quería preguntarles sobre el paradero del hermano de Fabio Corchado, propietario de la vivienda donde reside y presuntamente arrestado. Sería entonces cuando fue detenida por los agentes .

Poco antes de las siete de la mañana hora española (1 de la madrugada en La Habana) la periodista conseguía comunicarse a través de Twitter: « Hoy fui arrestada por la Seguridad del Estado . Están presionando a la familia de Fabio Corchado, amigo que me ha dado techo después de ser desalojada y, para ello, tienen preso a su hermano, Víctor M. Glez. Quieren que ellos me echen de la casa. Continúo en reclusión domiciliaria», apuntaba desde esta red social.

Glez, que es informático, fue detenido por colaborar con Acosta quien presuntamente y según la Policía le habría proporcionado información periodística para que él la publicara en internet.

Horas antes de la detención, la periodista había actualizado información sobre su arresto domiciliario: «Hoy cuento 10 días de reclusión domiciliaria forzosa , con vigilancia 24 horas, después de pasar cuatro días en calabozos, incomunicada, acusada de desorden público por reportar las protestas del #11J. No soy libre, todo lo contrario, estoy en espera de juicio».

El pasado domingo, Camila Acosta narraba en primera persona, en un amplio reportaje publicado en ABC , cómo habían sido los cuatro días en las cárceles cubanas. «Escuchando a mis compañeras de celda comprendí que el régimen, sin quererlo, me daba una oportunidad única» para relatar los abusos que se cometen en las prisiones y conocer de primera mano algunas técnicas de autoacusación comunistas.

«Me dijeron que yo no era importante, y que ABC había negado públicamente que yo fuera su corresponsal», escribió durante su arresto domiciliario, que se alargó durante diez días después de que el 12 de julio, un día después de las ya históricas manifestaciones de protesta, fuera llevada a una prisión y allí sufriera en sus propias carnes durante cuatro días lo que padece cualquier ciudadano cubano que se atreve a plantarle cara al régimen.