Cuatro claves del nuevo pulso entre Cameron y la UE

Recorte de ayudas a europeos

Los inmigrantes llegados de la UE deberán cotizar cuatro años en el Reino Unido antes de poder cobrar ayudas sociales. Se tomarán medidas para que no reciban subsidios por hijos que en realidad siguen viviendo en los países de origen. Esta es la demanda estelar y la que más eco tiene entre los euroescépticos del propio Partido Conservador.

Protección frente a la eurozona

Reclama que se proteja a los países que están fuera de la zona euro, como el Reino Unido que conserva la libra, para asegurarse de que no se verán afectados por las medidas que tomen los países de la divisa única para regular el mercado único. El Gobierno británico quiere también la City de Londres, su mayor empresa, no se vea lastrada por la regulación bruselense.

Autoexclusión de una UE más fuerte

Cameron pide eximir expresamente al Reino Unido de todo aquello que tienda a una integración más estrecha en la UE. El Gobierno británico también quiere que los Parlamentos nacionales dispongan de una suerte de «tarjetas rojas», que les permitan vetar normativas comunitarias. La filosofía es «los Parlamentos nacionales como norma y Europa solo en casos de necesidad».

Aumentar la competitividad

El Reino Unido quiere que la idea de la competitividad esté en el ADN de todo aquello que haga la Unión Europea en el futuro. Considera que las cifras actuales de desempleo son inadmisibles y que hay que revertirlas. Asimismo, el primer ministro pide reducir la carga y lastres burocráticos. Cameron insiste en que las reformas que propone acabarían beneficiando a todos.

La discriminación es inaceptable

Para la Comisión Europea, cualquier medida que suponga una discriminación entre los ciudadanos nacionales de un país y los demás europeos es inaceptable y va contra el espíritu de los tratados. Si Londres quiere reducir los beneficios sociales tiene que aplicarlo a todos los residentes y no solo a los no británicos.

El euro es la moneda de la UE

El euro es la moneda de la Unión Europea y todos los países están obligados a adoptarla, salvo Reino Unido y Dinamarca, que obtuvieron en su momento una excepción. La discusión sobre la regulación del mercado financiero está abierta, aunque el Gobierno de Londres también sabe que depende inevitablemente de su conexión con el euro.

Un camino sin vuelta atrás

El principio de que los países miembros de la Unión Europea tienden hacia «una unión cada vez más estrecha» está fijado en los tratados y se asume como un punto dinámico que no marca un objetivo final concreto, pero significa que el movimiento solo es en una dirección y no es reversible. Bruselas no puede renunciar en ningún caso a este principio para el conjunto de los países.

Mejorar la regulación

La Comisión también está de acuerdo en mejorar la regulación y reducir la burocracia, para hacer del mercado único un espacio económico más competitivo. Esta es una de las líneas básicas del programa del presidente, Jean-Claude Juncker, y una de las cartas de Bruselas para mejorar el margen de maniobra en la negociación.