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En la ciudad vieja de Mosul, zona cero

Cerca de 20.000 civiles siguen atrapados entre los bombardeos de la coalición y las balas de los yihadistas

Restos de la mezquita Al Nuri, en la ciudad vieja de Mosul M. Ayestaran

MIKEL AYESTARAN

Dos hombres arrodillados y maniatados en una esquina. En la acera de enfrente otro tirado boca abajo, con los ojos vendados, las manos atadas y la cabeza ensangrentada. Todos ellos vigilados muy de cerca por efectivos de las unidades antiterroristas que les tienen encañonados. «¡ ... Nada de fotos, nada de fotos!», gritan al periodista. Los reos ni se mueven. Son sospechosos de pertenecer al grupo yihadista Daesh y van a ser sometidos a varios interrogatorios. O ya lo han sido. A muy pocos metros un cadáver en descomposición impregna la zona del olor agrio de la muerte. Un olor que emana de los escombros de una ciudad vieja de Mosul convertida en la auténtica zona cero de la batalla contra Daesh . Un olor que se te pega en la piel, te golpea directo en el estómago y, cuando más intenso es debido al fuerte calor, más ganas de vomitar te provoca.

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