La cena en la que Von der Leyen apostó por que habría un pacto post-Brexit
La unidad de los europeos detrás de la presidenta permitió desbloquear la negociación
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Iniciar sesiónUna cena en el décimo tercer piso del edificio Berlaymont, a base de escalopes y rodaballo, puede considerarse como la señal del desbloqueo de las negociaciones que llevarían al acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido para definir sus futuras relaciones en ... un acuerdo de libre comercio de 1.243 páginas , anexos incluidos. Los equipos negociadores estaban tan exhaustos después de meses y meses dando vueltas a los mismos conceptos hasta el punto que alguno de los representantes británicos empezaba incluso a desfallecer con el tiempo y que, como revelaron después, solo querían volver a casa porque «se suponía que íbamos a terminar hace dos semanas y tengo que lavar mi ropa interior en el lavabo de la habitación del hotel».
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Todos los análisis tienden a señalar uno de los momentos esenciales del proceso la decisión de Boris Johnson de excluir absolutamente cualquier posibilidad de seguir prolongando la agonía con nuevos periodos transitorios. Cuando el primer ministro británico dijo que en ningún caso ni bajo ninguna circunstancia pediría una nueva extensión después del primero de enero de 2021 todos entendieron que no era viable continuar con ese modelo de intercambio de propuestas en las que según un miembro de los primeros equipos de negociadores europeos «los británicos se dedican a abusar de lo que ahora llamamos postureo». El momento en el que finalmente se pasó de ese «postureo», del que también abusaba el propio Boris Johnson, a la negociación directa sobre los últimos capítulos de ese culebrón, fue la cena en el piso 13 de la sede de la Comisión Europea, donde se encuentra el despacho del presidente y un pequeño restaurante para que los comisarios puedan comer habitualmente sin necesidad de alejarse mucho de los suyos. La actual inquilina del último piso del Berlaymont , la alemana Von der Leyen , quiso hacer también allí su domicilio en Bruselas y para ello ordenó que se habilitase un pequeño dormitorio de 15 metros cuadrados y un cuarto de baño adecuado, para residir allí y evitarse el trasiego habitual en los atascos de Bruselas.
Consulta a Merkel
Von der Leyen había consultado antes con su amiga la canciller Ángela Merkel si debía dar este paso que la podía hacer también responsable de un eventual fracaso, pero lo hizo después de haber llamado varias veces por teléfono al «premier» británico, para establecer primero una relación personal más cercana. Ambos son hijos de funcionarios de la Comisión por lo que los dos conocieron Bruselas en su adolescencia. No tardaron mucho en tratarse por el nombre, en vez de seguir sosteniendo los rígidos tratamientos de presidenta o primer ministro. Eso les permitió, según han explicado algunos de los testigos de estas videollamadas, poner en contexto algunos de esos obstáculos que los negociadores no habían podido superar. También permitió a Johnson «hablar de sus problemas políticos para hacer que fueran aceptadas en Londres algunas de las demandas de la UE» lo que al final facilitó bastante las cosas. Pero en la cena, Von der leyen quiso que se marcase desde el principio la idea de que si querían un acuerdo no sería cediendo en lo fundamental. Antes de desplazarse a Bruselas ese 9 de diciembre, Johnson había intentado hablar con la canciller alemana y con el presidente francés, Emmanuel Macrón , tal vez para debilitar a Von der leyen, pero ninguno de los dos quiso responder sus llamadas. Cuando Johnson llegó a la capital comunitaria con todo el aparato, le preguntó si se podía quitar la mascarilla para que se vieran sus rostros en las fotografías. Von der Leyen asintió añadiendo: «Pero mantén la distancia y vuelve a ponértela enseguida». A lo que el británico respondió: «Se ve que aquí mandas tú».
De aquella cena salió la decisión de seguir negociando a toda costa y en ningún momento se habló de acordar qué pasaría en caso de no llegar a un acuerdo antes de final de año.
Mientras las fronteras británicas se atascaban a causa del Covid como un reflejo del desastre posible, las negociaciones se llevaron a cabo en el edificio Albert Borschette, que fue un comisario luxemburgués que murió en su despacho en 1976 y en cuyo honor se terminó entonces lo que ahora es un anticuado centro de conferencias. Los británicos se quejaron amargamente de que les parecía estar trabajando «en un parking de los setenta» y los europeos contestaban que lo habían escogido precisamente porque no está lejos de la embajada británica. Allí pasaron los equipos de Michel Barnier y de David Frost horas y horas, de día y de noche, hasta que el acuerdo se cerró a las 14:44 hora de Bruselas (13:44 en Londres) del dia de Nochebuena.
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