La Casa Blanca aprueba crear un equipo especial para interrogar a terroristas

De ahora en adelante los interrogadores tendrán que atenerse más a los manuales convencionales del ejército a los del SERE (Supervivencia, Evasión, Resistencia, Escape), inspirados en los padecimientos de los presos de guerra americanos en la guerra de Corea, y aplicados liberalmente a los detenidos de Al Qaida por contratistas externos a los que la CIA confió algunas de sus tareas más delicadas.

Desde el principio de la redefinición de la política antiterrorista que siguió a los atentados del 11-S hubo discrepancias entre el FBI y la CIA. Los “federales” deploraban los métodos a la antigua de la famosa central de inteligencia, que consideraban excesivamente anclados en la guerra fría . Les faltaba conocimiento mínimo del nuevo enemigo –por no tener, no tenían ni intérpretes de árabe para entender qué les decían los detenidos a los que practicaban ahogamientos simulados- y no era fácil que lo adquirieran estando obsesionados con los “topos” y absolutamente cerrados al reclutamiento de agentes con mayor diversidad étnica.

Ahora se espera del FBI que corrija algunos de los desaguisados del pasado y que desarrolle “métodos científicos” de interrogatorio. Y sobre todo que haga todo lo que haga con un ojo puesto en las posibles consecuencias políticas para el gobierno.

Esto será especialmente tenido en cuenta por otro equipo de trabajo que será el encargado de hacer propuestas para el futuro de los presos de Guantánamo. Obama ha prometido cerrar el polémico centro en enero de 2010. Pero el destino de los presos dista mucho de estar resuelto. La Administración Obama exige por ejemplo asegurarse de que si manda a un expreso de Guantánamo a otro país, allí este no será torturado.