Diez meses de calvario para Strauss-Kahn: del arresto en Nueva York a su imputación en Francia

Las revelaciones comenzaron en la primavera del año 2011, cuando una camarera denunció a Strauss-Kahn , presidente del FMI, en ejercicio, de agresiones sexuales e intento de violación, en un hotel de lujo, en Nueva York. Aquel inconcluso escándalo comenzó a revelar las increíbles vidas sexuales ocultas del entonces candidato socialista a la jefatura del Estado, desde muchos años atrás. Vidas ocultas de las que tenían noticia parcial muchos dirigentes socialistas y periodistas franceses , que se pasaron años y años ocultando las «proezas» del líder socialista más famoso e influyente desde la muerte de François Mitterrand .

El corresponsal de «Libération» en Nueva York ha publicado un libro devastador, contando como él mismo y muchos colegas conocían las «inclinaciones» de Strauss-Kahn , desde sus tiempos de ministro de Economía, y mucho antes. De aquellos años (la década de los noventa del pasado siglo) data otro escándalo sexual con el político francés como protagonista: la periodista y escritora Tristane Banon acusó a Strauss-Kahn de haber intentado violarla, tras darle una cita «profesional».

El escándalo Banon se enterró muy rápido: los delitos habían prescrito . Y la justicia francesa consideró que era muy difícil probar las agresiones sexuales. Pero el caso desenterró otros escándalos paralelos. La madre de la periodista y escritora concedió numerosas entrevistas contando por lo menudo como también ella había tenido relaciones sexuales con Strauss-Kahn , cuando este perdió su cargo de ministro de finanzas. «Kahn se comportaba con una violencia cuartelera», declaró la madre de Banon.

Banon y su madre -burócrata del Partido Socialista - contaron como ellas mismas habían contado a numerosos dirigentes socialistas las «inclinaciones» de Strauss-Kahn con las mujeres, dando pelos y señales de sucesivos intentos de «seducción» . La dirección del partido prefirió enterrar tales acusaciones.

El escándalo de Nueva York desenterró con brutalidad el comportamiento de uno de los financieros más influyentes del mundo, en la oscuridad de la suite de un hotel de lujo, presentándose en paños menores ante una camarera negra, exigiéndole «favores» en términos que ambas partes describen de distinta forma. Para la camarera, hubo agresión sexual e intento de violación. Para Kahn todo quedó en relaciones sexuales «consentidas». Ese proceso penal continúa su curso, en Nueva York, cuando tres jueces de Lille han decidido inculpar oficialmente al excandidato socialista a la Presidencia por los delitos de proxenetismo y proxenetismo en banda organizada.

Dicho de modo mucho más simple: tras desmantelar una red prostibularia que trabajaba entre Lille, Bruselas, París y Nueva York, policías y jueces han descubierto la tupida tela de araña de relaciones prostibulares de Strauss-Kahn.

«Libération» y «Le Point» han publicado numerosos textos y mensajes personales de Strauss-Kahn «dialogando» con prostitutas y proxenetas, en los términos de la más tórrida intimidad. El inculpado escribía a un proxeneta amigo: «Oye, ¿te apetece hacer un viaje a Madrid, con chicas . Conozco un club muy bueno».

Los jueces han interrogado a un número importante de prostitutas con las que Strauss-Kahn tuvo trato continuado, tras haber sido nombrado presidente del FMI, por iniciativa personal de Nicolás Sarkozy . Todas ellas han contado por lo menudo como Strauss-Kahn se «escapaba» de su vida oficial y familiar para participar en «fiestas», orgías y «camas redondas» organizadas en su honor en un hotel próximo a la sede oficial del FMI.

La justicia ha impuesto a Strauss-Kahn una fianza de 100.000 euros para poder quedar en libertad provisional y poder responder ante un tribunal del Bronx, en Nueva York, de las denuncias de una camarera, negra, inmigrante pobre, Nafissatou Diallo, que denunció abusos y violencias sexuales , seguidos de un intento de violación, en un hotel de Nueva York.