Ayer, día de reflexión, y hoy, siguiendo una vieja tradición, la venta de licores está prohibida, al igual que cualquier clase de propaganda electoral.
Aunque se trata de elegir al nuevo jefe de estado, los comicios presidenciales en Bulgaria siempre han constituido una piedra de toque para valorar la situación política y social del país.
El hecho de que Tsacheva fue aventajada por « el general rojo » ya en la primera vuelta, constituyó un gran descalabro para Borisov, que siempre se ha jactado de no haber perdido ninguno de los más de diez comicios –entre presidenciales, legislativos y municipales– a los que ha acudido su fuerza política.
¿Qué está ocurriendo en Bulgaria , que de fiel satélite de la antigua Unión Soviética, ha optado mayoritariamente por una orientación prooccidental? Sigue existiendo la gran polémica de la rusofobia y la rusofilia, aunque algunos prefieren el término «rublofilia». En estos 27 años de democracia, Bulgaria no ha logrado mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos y sigue siendo calificada como ‘el país más pobre de la UE’. Parte de su población, constituida primordialmente por personas de la tercera edad, siente nostalgia por el anterior régimen de los comunistas, reconvertidos rápidamente en socialistas.
Abordado por ABC, el Dr. Neno Dimov , presidente del Instituto de Política de Derechas, nos lo explicaba en estos términos: « Simplemente los electores ‘no se reconocieron’ en Tsacheva . En primer lugar, Borisov la nominó el último día posible, lo que, sin duda, fue un grave error táctico. Siempre se afirmaba que fuera quien fuese el candidato de GERB, éste resultaría vencedor. Además, no hubo mensajes claros, o más bien fueron erróneos, faltó tiempo para movilizar al electorado partidista. Estos fallos y muchos más, ofrecieron en bandeja la victoria a Radev».
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