Biden llega a su primer 4 de julio con su mayor promesa incumplida
El presidente prometió que en este día de la independencia de EE.UU. un 70% de todos los adultos estaría vacunado
Obtiene buenas notas por parte de los votantes, pero suspende su gestión de la crisis fronteriza y la criminalidad
¿Es efectiva la vacuna de AstraZeneca frente a la variante Delta del coronavirus?
Lo prometió nada más se instaló en la Casa Blanca . El 4 de julio de 2021 sería el día del 245 aniversario de la independencia de los Estados Unidos de América, y primer año de la independencia del coronavirus . Al ... desembarcar en Washington, Joe Biden quería que ayer, día de fiesta nacional, un 70% de los adultos hubieran recibido una inyección de la vacuna o más.
Finalmente, según datos de la propia administración, son solo un 66% , un 57% de ellos totalmente inmunizados con una dosis o más (la de Johnson&Johnson sólo requiere una inyección). El presidente no previó la resistencia de abundantes grupos de población, sobre todo los más jóvenes, y los problemas logísticos que algunos estados se han encontrado. La realidad ha demostrado ser obstinada ante los planes de Biden: 2.000 de los 3.000 condados de EE.UU. no han llegado a ese 70%, lo que explica la demora a nivel nacional.
El triunfalismo inicial de la administración, que entró con un torrente de vacunas, se ha visto atemperado por la irrupción de la variante delta del virus, que ya supone un 25% de los nuevos casos confirmados en EE.UU. Cada día se suman unos 4.500 nuevos contagios.
Líderes mundiales
En total, desde el inicio de la pandemia en este país se han infectado 33,7 millones de personas, y han fallecido 605.000. A día de hoy son unas 80 muertes diarias de media. EE.UU. sigue siendo el líder mundial en el cómputo total de contagios y muertes declarados (muchos otros países con índices de población similares o superiores son más opacos, y ofrecen datos más modestos, y menos creíbles).
Todo parecía mejorar tras el relevo en la Casa Blanca. De ahí el triunfalismo de Biden. Pero a finales de junio, cuando ya era clara la imposibilidad de cumplir las propias metas, la presidencia se vio obligada a matizarlas. En una conversación con periodistas, el coordinador de la respuesta al Covid-19 de la Casa Blanca, Jeff Zients , admitió que el país no cumpliría el objetivo del 70% de adultos vacunados este 4 de julio. En realidad sería un 70% de los mayores de 27 años, por la lentitud de los más jóvenes en ir a por la vacuna. Zients dijo entonces que las metas de Biden eran simplemente «una declaración de intenciones».
Cierto es que este domingo volvió a EE.UU. el rito anual del 4 de julio. Las barbacoas, la pirotecnia, las ceremonias de naturalización en lugares históricos como la residencia de George Washington en Mount Vernon. Biden hasta invitó a 1.000 personas a ver el gran castillo de fuegos artificiales de Washington desde el patio trasero de la Casa Blanca, la mayor concentración de invitados en ese recinto en sus seis meses de presidencia.
El año pasado, el 4 de julio la capital era una ciudad fantasma, con la pandemia haciendo estragos y Donald Trump inquieto en la Casa Blanca ante la inminencia de unas elecciones . Hubo, es cierto, rebeldes que se saltaron el confinamiento en playas, lagos y parques de todo el país, pero el estado de ánimo general estaba para pocas celebraciones.
Este domingo, la normalidad volvió relativamente. El presidente viajó a la Casa Blanca desde su residencia de Delaware, en la que pasó la noche del sábado. Regresó Biden a Washington con cierto triunfalismo, cambiando la meta que se había propuesto. Donde antes había dicho 4 de julio, dijo simplemente el verano. «Nos adentramos en un verano de alegría, de libertad, gracias a los millones de estadounidenses que dieron un paso al frente para vacunarse. A los trabajadores de primera línea y esenciales que han hecho posible este día: gracias». A la gran barbacoa en Washington, el presidente invitó a una selecta representación de esos trabajadores de emergencias y esenciales.
Bonanza en las encuestas
De momento, Biden puede celebrar. Las encuestas le son favorables. La del ‘Washington Post’ y la cadena Abc News refleja un índice de aprobación a su trabajo del 50%, frente a un 42% que lo suspende. El 62% de encuestados cree que ha hecho un buen trabajo con la pandemia. El presidente saca peor nota en la gestión de la crisis fronteriza: solo un 33% cree que lo está haciendo bien. Según la consultora Rasmussen, en el 4 de julio de su primer año a Trump sólo lo aprobaba un 44%, frente al 56% que lo suspendía.
La economía también le sonríe al hoy presidente. En junio, EE.UU. sumó 850.000 puestos de trabajo , un buen resultado después de dos meses de datos preocupantes que habían facilitado las críticas de los republicanos a la administración. La tasa de desempleo , aun así, está en un 5,9%, superior a los últimos meses de Trump antes de que irrumpiera la pandemia, aquellos meses de pleno empleo.
Las principales crisis de la presidencia de Biden de momento son la frontera , el repunte de la criminalidad en las grandes ciudades estadounidenses y los graves problemas de la salida de Afganistán el 11 de septiembre, que está precipitando a este país al caos. De momento, EE.UU. llega a este 4 de julio habiendo salido ya de la que durante décadas ha sido su gran base logística en ese país centroasiático, la de Bagram , al norte de Kabul, que ya está en manos del Ejército afgano. Ahora, la Casa Blanca trata de evacuar a miles de colaboradores del Ejército estadounidense en Afganistán, intérpretes y otros empleados, cuya vida está en riesgo por el imparable avance de la guerrilla Talibán. Pero, aunque el fantasma de la guerra civil se cierna sobre Afganistán de nuevo, Biden ya ha dado su palabra de que el 11-S estarán los soldado de regreso, y no puede dar marcha atrás en esa promesa, que en realidad heredó de Trump.
El presidente tampoco es que tenga mucho margen para relajarse. Hay elecciones parciales en EE.UU. en poco más de un año. En ellas se renovará un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes. Los demócratas tienen una precaria mayoría en las dos cámaras del Capitolio, y Biden se juega la capacidad de aprobar el grueso de su agenda en esas elecciones. Si los demócratas retroceden en una de ellas, algo que las encuestas no descartan, el presidente se puede olvidar de su reforma migratoria, sus planes de reforma medioambiental y, si no lo aprueba antes, su ambicioso paquete de infraestructuras.
Lo cierto es que los republicanos ya van tomando posiciones. Trump está dando mítines en todo el país, el último este mismo fin de semana en Florida. La semana pasada el expresidente visitó la frontera con el gobernador de Texas, Greg Abbott , para sacar ventaja de las malas notas que recibe Biden en ese apartado.
El expresidente aún no ha anunciado si se vuelve a presentar a las primarias para las elecciones de 2024, pero en recientes entrevistas ha dicho que la decisión ya la tiene tomada y la anunciará de forma inminente, insinuando que se decanta por hacerlo. Eso le convertiría en el líder de facto de la oposición republicana a Biden.
De momento, la postura de Biden es que él también se presenta en 2024, aunque tendrá entonces 81 años, frente a los 78 de Trump.