«El barrio de los basureros coptos necesita protección internacional»

Cólera entre los cristianos egipcios por la presunta complicidad del ejército ante los últimos ataques

DANIEL IRIARTE

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El barrio de Moqatam todavía huele a pólvora y a basura quemada. Basura con la que, en circunstancias normales, se ganan la vida los miles de personas, en su mayoría cristianos coptos, que viven aquí: almacenan los residuos en la parte baja de ... las casas, poco más que chabolas de ladrillo de dos o tres alturas, y allí separan lo que puede ser reciclado.

Pero el miércoles por la noche grupos de incontrolados atacaron el barrio con cuchillos, piedras y armas de fuego , incendiando las casas de algunos cristianos. Un incidente que se ha saldado con al menos 13 muertos –todos cristianos- y 140 heridos , según la prensa egipcia.

En Moqatam reverberan los lamentos de las plañideras. Un grupo de hombres transporta un ataúd hacia la iglesia de San Simón, donde va a tener lugar el velatorio. Badri Makra , voluntario de la iglesia, relata lo sucedido la noche anterior, cómo un grupo de personas llegaron desde el barrio de Sayeda Aisha –de mayoría musulmana- para atacarles.

«Al principio había más o menos la misma gente en cada bando, unas 150 o 200 personas a cada lado. Nuestros sacerdotes fueron para allá para intentar impedir que la gente se uniese a la lucha», asegura Makra. No lo lograron : a las pocas horas, el número de los que combatían en la explanada de Mansheyet, junto a Moqatam, superaba las dos mil personas.

«¡Son los militares los que nos disparan!»

Un muchacho que venía desde la Ciudadela con un carro cargado de basura, nos cuentan, fue detenido en la carretera, golpeado y apuñalado gravemente. «Los de Sayeda Aisha cantaban eslóganes islámicos: “¡Todas las iglesias en llamas!”, y “¡Estado islámico!”», dice Makra. «Tienen que ser musulmanes. Es imposible que un cristiano pueda hacer esto», asegura.

La cólera es omnipresente en el barrio. Contra la Media Luna Roja y los bomberos, que nunca aparecieron. Contra la televisión egipcia, que, dicen, ignoró los hechos. Pero, sobre todo, contra el ejército , a quien acusan de colaborar en los ataques.

«Los soldados no hicieron nada. Los atacantes se parapetaban en sus tanques, y nos lanzaban "cócteles molotov" y nos disparaban desde allí», afirma Makra. «Este barrio necesita protección internacional» , asegura un viejo desdentado ataviado con una galabeyya, la túnica típica egipcia. «¿Los militares? ¡Si son ellos los que nos disparan!», dice.

Los vecinos muestran unas garrafas de gasolina con las que los atacantes incendiaron varias plantas de reciclado de basura y algunas casas. Son de los tanques de los soldados, aseguran, lo que para ellos es la prueba definitiva de la complicidad de éstos en el asalto. «¿Acaso puedo yo coger algo del ejército?», dice Makra.

Intento de crear caos

Les preguntamos si no hay soldados cristianos entre los militares. «Muy pocos», dice un hombre. «Cuando yo hice el servicio militar no podía abrir la boca», cuenta. «Lo cierto es que hasta que no llamamos a altos mandos del ejército, los soldados no hicieron nada por parar los ataques», asegura Makra. Por ello, muchos sospechan que puede haber otras motivaciones detrás del asalto. Un intento de crear caos y división social que justifique la necesidad de un poder fuerte, utilizando el recurso más fácil: la división religiosa.

La Hermandad Musulmana , el grupo islamista más importante del país, ha condenado los ataques y acusado al anterior régimen de haberlos orquestado. «El antiguo gobierno está centrando sus esfuerzos en reforzar su poder, y descuidando su obligación de proteger a la gente y promover la unidad. A través de la división, debilita cualquier oportunidad de que un pueblo unido pueda derribar al sistema», asegura la organización en su página web. Otros incidentes ocurridos durante las últimas horas (como los asaltos de matones contra los manifestantes de la plaza Tahrir , que el ejército permitió, según Amnistía Internacional ) refuerzan esta tesis.

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