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Atrapados entre dos fuegos más de un millón de civiles en Alepo

La batalla por esta ciudad clave para el futuro de la guerra se convierte en un calvario para la población asediada

MIKEL AYESTARAN

En Alepo la partida que se juega es tan importante que parece no haber tiempo para el alto el fuego. Rusia ofreció pausas humanitarias diarias de sus bombardeos durante 3 horas para la entrada de ayuda y la evacuación de heridos, pero, en el primer día en el que se tenía cumplir, esta minitregua nunca entró en vigor, según denuncian activistas y milicianos de la oposición armada. Tampoco los rebeldes respondieron a la oferta rusa, puesta sobre la mesa tras las denuncias de Naciones Unidas sobre el grave riesgo que corren los aproximadamente 2 millones de civiles que sobreviven entre dos fuegos.

El enviado especial de la ONU a Siria, Staffan de Mistura , pidió al menos «una tregua de 48 horas» para intentar socorrer a los civiles, algo muy alejado de la oferta rusa. «Cuando nos ofrecen tres horas uno tiene derecho a preguntar qué es posible hacer durante tres horas. ¿Es eso suficiente para cubrir todas las necesidades o solo una pequeña parte de ellas? Claramente, desde nuestro punto de vista, estamos allí para responder a todas las necesidades y necesitamos la capacidad suficiente para ello», subrayó el jefe de operaciones humanitarias de la ONU, Stephen O’Brien.

Tampoco los opositores se muestran partidarios de detener ahora las hostilidades cuando, de manera sorprendente, han recuperado la iniciativa, han roto el cerco que había impuesto el Ejército y anuncian que combaten «para la liberación total de Alepo», todo un desafío a Damasco y Moscú. «La petición de la ONU es parcial. Cuando estábamos cercados nosotros y nuestros heridos se pudrían por falta de medicinas, cuando la gente se quedó sin comida no escuchamos nada de la ONU. Ahora solo buscan dar una oportunidad al régimen para que pueda tomar aire después de las últimas derrotas», declaró el vicecomandante del Ejército Sirio Libre (ESL) Mulham Aqidi a BBC.

La violencia de los combates ha afectado directamente al sistema de agua potable de la red pública, debido a los ataques contra redes de electricidad que permitían el bombeo hidráulico, y el suministro es ahora complicado en toda la ciudad. Unicef alerta de los riesgos que esto implica y su representante en Siria, Hanaa Singer, denunció a comienzos de semana que «los niños y las familias en Alepo se enfrentan a una situación catastrófica ya que la actual ola de calor les pone en grave riesgo de enfermedades transmitidas por el agua. Hay que conseguir que vuelva a funcionar el suministro de agua potable, no puede esperar a que los combates se detengan».

Reagrupamiento rebelde

Alepo vuelve a convertirse en el gran campo de batalla en el que los diferentes bandos dirimen sus diferencias con sus propias agendas. Dividida desde el verano de 2012, los barrios del este, donde viven unas 300.000 personas, permanecen desde entonces en manos de la oposición y la zona oeste, con más de un millón de habitantes, es territorio del gobierno. Los frentes permanecían inmóviles hasta que el Ejército, con la ayuda de Rusia, lanzó una gran ofensiva a comienzos de julio y logró cercar la zona enemiga y cortar su única vía de suministro. Los bombardeos se endurecieron sobre la zona opositora y al menos cuatro hospitales fueron afectados, entonces comenzaron los movimientos paralelos al campo de batalla que han resultado decisivos.

El grupo Jabat Al Nusra , brazo de Al Qaida (AQ) en Siria, cambió públicamente de nombre para pasarse a llamar Jabat Fatah Al Sham y anunció la ruptura de sus vínculos con AQ. Esta medida supuso la reactivación del Ejército de la Conquista, la coalición de milicias islamistas opositoras que, tras meses de diferencias internas, volvió a unirse bajo la misma bandera. Una coalición liderada por los exmiembros de Al Qaida y con fuerte apoyo externo. La oposición armada ha recibido en las últimas semanas importantes envíos de armamento, munición y dinero de Qatar y Arabia Saudí que llega a Siria en camiones desde Turquía. «Ocurre diariamente y desde hace semanas… armas, artillería, no solo pistolas y balas. En la frontera se cuentan los camiones por decenas», reveló un activista a The Financial Times. Esta nueva situación en el campo de batalla «genera una realidad distinta sobre los actores clave en el campo de batalla, ya que esta coalición radical reforzada se está ganando un asiento en la futura mesa de negociación», opina Osama Al Sharif, columnista del diario saudí Arab News.

El segundo movimiento importante que se ha producido durante los combates por el control de Alepo ha sido el acercamiento entre Rusia y Turquía con el viaje del presidente Recep Tayyip Erdogan a Moscú. Primer viaje internacional tras el golpe de estado en el que, aunque oficialmente no se abordó el tema sirio, se sentaron cara a cara los socios más importantes de la oposición y del régimen.

Guerra sin fin

«Nadie apuesta realmente por la vía política y parece que solo se puede llegar a la negociación forzados por la situación en el campo de batalla», lamenta Mouayad Chozlan, miembro del Consejo Nacional Sirio, órgano político opositor en el exilio, para quien «el silencio internacional nos ha obligado a militarizar la revolución:el cerco era criminal. Y cuando todo parecía perdido llega esta reacción… es como si alguien quiere que esto dure de forma indefinida, esta guerra es intencionadamente igualada».

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