Albania no es Túnez
Temor a que la manifestación convocada por la oposición socialista acabe en disturbios después de los tres muertos de la semana pasada
Albania no es Túnez. La manifestación que ha convocado la oposición socialista para hoy viernes puede tener en alerta a las fuerzas del orden después del precedente de los tres muertos en la de la semana pasada, pero detrás de esas protestas no hay ningún ... impuso democrático como puede haberlo en una dictadura: Albania es miembro de la OTAN, está a las puertas de la UE pero tanto el gobierno de Sali Berisha como la oposición de Edi Rama, están intentando destruirse uno a otro, sin darse cuenta de que se están llevando por delante al país que se ahoga en la corrupción y la pobreza.
De hecho, los gobiernos occidentales hace tiempo que se esfuerzan por ayudar a este país, hasta 1990 el más aislado del mundo y sometido a una férrea dictadura comunista, al menos haciendo llamamientos a los contendientes para que mantengan la calma. Y se da por hecho que ha sido la embajada norteamericana la que ha conminado a Berisha y a Rama para que redujesen la tensión política .
La oposición ha aceptado transformar lo que iba a ser una protesta en un homenaje a los muertos en los incidentes de la semana pasada. El Gobierno desconvocó la suya, y el embajador norteamericano Alexander Arvizu, se lo ha agradecido calificando a Berisha como “gran estadista” para escándalo de gente como Arber Zahmi, columnista del semanario Shekulli. “Uno y otro tienen el mismo perfil y el mismo programa. La oposición pide que Berisha dimita por el escandaloso caso de su viceprimer ministro Ilir Meta pero al mismo tiempo se sabe que Rama, que es alcalde de Tirana, gana fortunas con los constructores”.
«A la gente le parece normal que los dirigentes sean corruptos»
Es mas, para Odeta Barbullushi, profesora de la European Unversity de Tirana, “en Albania la gente ya no distingue entre la corrupción y las instituciones, de algún modo se ha inmunizado y le parece normal que los dirigentes sean corruptos”. A quien le puede extrañar que el ambiente haya salpicado incluso a la embajada norteamericana a través de la compañía Bechtel, a la que se le concedió la construcción de la autopista que une Tirana con la frontera de Kosovo, la vía de comunicación más estratégica para unir a Albania con los albaneses de la recién nacida república balcánica.
Esa sensación de que la corrupción está en todas partes es la que explicaría también que las embajadas occidentales no utilicen su influencia para cambiar las cosas porque dan por hecho que se trata de elegir entre el abismo y el precipicio. Rama se niega a reconocer la legitimidad de las elecciones de 2009, lo que no es de extrañar puesto que en realidad ninguna de las votaciones que se ha celebrado desde la caída del comunismo ha sido considerada válida por la OCDE, sin embargo, entre los socialistas se concentran los descendientes de la vieja aristocracia de la dictadura y entre los miembros de su bancada están los diez diputados más ricos del país. Es decir que la hipotética caída de Berisha no podría significar para Albania un cambio a la tunecina, sino seguramente un empeoramiento de la situación. Tal vez por ello en Tirana nadie descarta nada –y por si acaso la policía ya ha advertido que no puede garantizar la seguridad de nadie en esta manifestación de hoy- sabiendo que de todos modos lo único seguro es que no cambiará nada si no es a peor.
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