después de tres años
China libera a Hu Jia, uno de los disidentes más reputados
Activista de los derechos humanos y defensor sobre todo de los afectados por el sida en los escándalos de venta de sangre que sacudieron China
PABLO M. DÍEZ
Después de más de tres años en prisión, hoy ha sido liberado el disidente chino Hu Jia , quien ganó en 2008 el Premio Sajarov por su defensa de los derechos humanos. Condenado poco antes de los Juegos Olímpicos a tres años y medio ... por incitar a la subversión contra el Estado, Hu Jia es uno de los activistas políticos más reputados y perseguidos de China.
A sus 37 años, se ha labrado una merecida fama denunciando los abusos del autoritario régimen de Pekín y luchando por los derechos de las víctimas y huérfanos del sida contagiados por los escándalos de venta de sangre que propiciaron las corruptas autoridades de la provincia de Henan. En esta pobre región agrícola del centro de China, decenas de miles de campesinos se infectaron del VIH al vender su sangre en transfusiones masivas en las que ni siquiera se cambiaban las jeringuillas.
En un breve mensaje en Twitter , su esposa ha anunciado esta mañana que Hu fue puesto en libertad y volvió a casa antes del amanecer “a salvo y muy feliz, pero que aún necesita un tiempo para recuperarse” porque es un enfermo crónico de hepatitis.
Será sometido a vigilancia y estará privado de sus derechos políticos durante un año
A pesar de su liberación, el disidente será sometido a vigilancia, se verá privado de sus derechos políticos durante un año y no podrá hablar con los medios durante ese tiempo. Su salida de la cárcel se produce cuatro días después de que el artista crítico Ai Weiwei fuera liberado bajo fianza y acusado de evasión de impuestos tras pasar casi tres meses retenido por la Policía. A pesar de ambas libertades, el régimen de Pekín ha arrestado en los últimos meses a numerosos disidentes y activistas para evitar protestas inspiradas en las revoluciones que están sacudiendo al mundo árabe.
En la nueva China del progreso y el desarrollo económico, que ha experimentado una profunda apertura social y una mejora generalizada de las condiciones de vida, aún se sigue pagando con la cárcel el delito de cuestionar el monopolio político y empresarial de un Partido Comunista que se ha arrojado en brazos del capitalismo salvaje. Así lo atestiguan las decenas de disidentes que, como el premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, se pudren entre rejas mientras su país aspira a ser la próxima superpotencia del mundo.
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