La UE busca desesperadamente fórmulas para blindar la frontera

No es de extrañar que el ejecutivo comunitario haya pedido a los jefes de estado y de Gobierno que reflexionen «y hablen con franqueza sobre los compromisos que han asumido», como dijo ayer el vicepresidente Frans Timmermans, y que al menos deberían facilitar la distribución de 160.000 personas. Sin embargo, los jefes de Estado y de Gobierno están más preocupados por taponar cuanto antes la hemorragia en la frontera con Turquía y el grueso de las discusiones no será ya sobre el reparto de esos contingentes de personas a realojar, sino sobre las mejores recetas para restablecer el control de las fronteras exteriores y para proceder a expulsar de forma sumaria a las personas que no cumplan los requisitos para permanecer en Europa.

La canciller alemana, Angela Merkel , pedirá que el control de las fronteras exteriores sea asumido de forma colectiva por todos los países, porque se trata de una cuestión que afecta al conjunto de la UE y aunque no se habla todavía de la creación de una fuerza de guardafronteras comunitaria, se espera que los líderes aprueben la ampliación del mandato de Frontex en esta dirección, así como el reforzamiento de su capacidad para repatriar a quienes no consigan papeles para una estancia legal. Cuatro países, el llamado grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) han decidido ya crear equipos conjuntos para patrullar la frontera con Serbia, entrada principal de la llamada «ruta de los Balcanes».

Sin embargo, el punto más delicado de esa ruta sigue siendo el paso entre Grecia y Turquía y la clave es precisamente la actitud de las autoridades de Ankara, que se resisten a aceptar las peticiones de los europeos y acumulan exigencias para asumir las tareas que, en el caso de la frontera española, asume Marruecos. Una delegación europea negocia desde el lunes con las autoridades turcas, pero ayer mismo, después de la reunión del Colegio de comisarios, el vicepresidente Timmermans se desplazó a la capital turca para tratar de traer a la cumbre algún indicio alentador . La propia canciller alemana viajará personalmente a Ankara este fin de semana. Hasta ahora el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan , al que la UE le dio un tratamiento diplomático similar al deparado a Obama en su reciente visita a Bruselas, aumenta su lista de reclamaciones, que incluyen una fórmula para participar en las cumbres europeas.

Tampoco está claro cómo se define el proceso de identificación y distribución de los refugiados que ya han llegado. Los gobiernos ha interpretado de forma diversa el significado del término «hot spot» (punto caliente) creado por la Comisión («no se sabe aún si es un concepto o un lugar», señalan fuentes europeas) donde los candidatos al asilo son identificados, se les toman las huellas dactilares y se decide en qué país deben ser alojados. Para algunos países «hot spot» es una especie de campos de refugiados y para otros un campo de concentración. Nadie sabe definir qué pasaría con quienes se nieguen a ser identificados o con los que sean asignados a un destino al que no quieren ir, o quién se hace cargo de ellos mientras esperan los trámites.