Valls lanza críticas a Sarkozy y la patronal en el congreso socialista de Poitiers

Manuel Valls llegó al espacio público donde el PS celebra su congreso, en Poitiers, cogido por una «pinza» política inconfesable pero bien real.

Jean-Christophe Cambadélis, líder y primer secretario del PS, controla más del 60% de los votos de un congreso con un contenido político mínimo. Cambadélis y el aparato se proponen construir una «Alianza popular» que sirva de «plataforma» a Hollande, cuando el presidente decida anunciar su candidatura a la reelección.

A la izquierda del PS, los diputados y militantes de una «fronda» permanente odian políticamente a Valls y el congreso de Poitiers no cambia nada para ellos, que negociarán su apoyo a la « Alianza popular » concebida por la pareja Cambadélis-Hollande, capaces de negociar con quien sea para seguir dirigiendo el incierto timón socialista.

Así las cosas, Valls intenta prolongar indefinidamente su puesto de primer ministro. Y su participación en el congreso controlado por Cambadélis comenzó con un ataque brutal contra Nicolas Sarkozy, el primer enemigo de todas las izquierdas.

Valls consiguió muchos aplausos, en pie, cuando lanzó esta andanada contra el expresidente: «Sarkozy se ha convertido en un problema para la República. A la vista queda que la derecha no tiene nada que proponer, salvo insultos xenófobos. Sarkozy solo vocifera e insulta. Aquí estamos los socialistas para evitar que vuelva a gobernar».

Valls prosiguió en esa línea vehemente criticando vagamente a la patronal y defendiendo a un PS donde sigue siendo minoritario.

A los pocos minutos de pronunciado su discurso, Valls tuvo que soportar la primera reacción de Christian Paul, uno de los líderes de la izquierda socialista: «Valls ha hecho un discurso menos provocador que otras veces. Pero sigue sin comprender nada. Le falta lucidez. Valls todavía no ha comprendido hasta qué punto es profundo el desencanto de la política socialista en el poder».