Los entusiastas de Syriza creen que Tsipras es el nuevo Pericles

«Voy a votarles porque nos encontramos en una situación histórica muy difícil para mi país. Es lo mejor que podemos hacer en estos momentos», asegura Dimitris Kaloyanidis, un licenciado en Historia que trabaja haciendo tareas administrativas a distancia para la Universidad de Creta, por lo que recibe un salario de 370 euros. «Antes de la crisis la situación tampoco era muy buena para los jóvenes. Los salarios eran mejores, pero había un montón de paro. Pero ahora es cada vez peor. Creo que la izquierda tiene que hacer un frente electoral común», dice.

En la plaza ondean las banderas de las diferentes facciones que forman parte de Syriza, junto con algunas de Grecia. En los altavoces resuena el «Bella Ciao», canciones tradicionales de la izquierda griega, e incluso la banda de rock duro «Metallica». Pero cuando el líder del partido, el economista Alexis Tsípras , aparece en el escenario, la multitud estalla en aplausos y silbidos de celebración.

«Tsípras es igual que Clístenes y Pericles», nos dice un jubilado, haciendo referencia a dos de los personajes históricos fundadores de la democracia ateniense. Una idea que parece bastante extendida entre los asistentes a este evento. «Syriza es el único partido verdaderamente democrático en Grecia. El resto están demasiado corruptos», asegura Panaiotis Dovousis, empleado de una empresa de importación y exportación que dice haber votado en dos ocasiones anteriores «a otros partidos», sin especificar cuáles.

«Creo que en estas elecciones las emociones no están jugando un papel tan fundamental como en las anteriores. Durante las elecciones de 2012 vimos que la cólera de un gran porcentaje de ciudadanos se convirtió en votos para Amanecer Dorado . Ahora vemos que una mezcla de esa cólera y de cálculos racionales, como el análisis de la actuación no demasiado brillante del actual gobierno, está llevando a los votantes hacia la izquierda radical», explica Vassiliki Georgiadou, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Panteion de Atenas. «Si lees las encuentas de opinión, se ve que muchas personas que votaron por Amanecer Dorado ahora pueden votar por Syriza. Hay un torrente de votos hacia la izquierda radical», asegura.

«He votado siempre desde que tengo edad para hacerlo. Siempre a Syriza, y antes al KKE (el Partido Comunista), y siempre por las mismas razones», indica Theodora Balli, un ama de casa de 52 años. «Razones económicas, financieras y sociales. No por la crisis, que la han creado artificalmente. Los problemas son los mismos cada año, y ninguno de los gobiernos hace nada para corregirlos. Así que lo único que nos queda es Syriza», comenta.

Pero incluso entre sus partidarios más optimistas existe la duda de si serán verdaderamente capaces de gobernar tras su previsible triunfo. «Syriza no es exactamente un partido, sino una coalición de diferentes partidos, grupos y movimientos sociales. Así que Alexis Tsípras no es un líder de un partido homogéneo como Die Linke en Alemania u otros partidos similares en Europa, Syriza carece de esa coherencia», explica Georgiadou. «Tal vez los problemas emergan el día después de la victoria electoral, ante el cómo resolver las diferentes preocupaciones de los diversos grupos, con sus diferentes objetivos y lenguajes», dice.

«Están de acuerdo en unos mínimos en el programa, pero a partir de ahí creo que habrá problemas», sostiene Dimitris. Además, cree que organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo van a intentar impedir que Syriza pueda llevar a cabo su programa. «Pero de todas formas es hora de que la gente salga a la calle y se manifieste», comenta. Panaiotis, en cambio, cree que la Troika tendrá que transigir. «Si no les dejan gobernar, acabarán perdiendo más de lo que pueden ganar», dice.

En Omonia, el momento estelar de la jornada se produce cuando sube al podio Pablo Iglesias , que le devuelve así la visita que Tsípras hizo a su partido en noviembre. «Cuando algo no ha funcionado se puede cambiar, las políticas de austeridad no han funcionado en Grecia y es normal que la mayoría de los griegos apoye a Syriza», había dicho horas antes Iglesias en una breve rueda de prensa frente a la sede del partido griego.

Y aunque existen importantes diferencias entre ambos grupos políticos, las afinidades son evidentes . Tsípras, de hecho, ha dejado a Iglesias para la clausura, momento en el que el líder de Podemos se desmarca hablando en griego, leyendo un breve texto en el que reitera el apoyo de su formación a Tsípras, antes de despedirse con un sonoro: «¡Hasta la victoria, Syriza, venceremos!». Consignas en español que la mayoría de los presentes entienden, y que reciben con enormes aplausos, acallados enseguida por las canciones revolucionarias de los altavoces que señalan el final del acto. La suerte está echada.