Essebsi, un laico de 88 años, dice que es el nuevo presidente de Túnez

¿Tratará de no hacer ningún tipo de concesiones? ¿Tendrá en cuenta a este importante sector de la población? Habrá que esperar y saber hasta dónde va con ese sin «exclusiones», pero, desde luego, mantener la estabilidad del país con los islamistas descontentos no será fácil. Es más, podría inclinar la balanza hacia el peligroso lado de salafistas, yihadistas y terroristas, que, muy a su pesar, no han logrado desbaratar la más esperanzadora de las revoluciones de la Primavera Árabe.

Para gestionar todo ello no hay que perder de vista al partido islamista moderado Ennahda , que prefirió no presentar candidatos a presidente.

Un hombre murió hoy y tres resultaron heridos en el ataque a tiros de un centro electoral en Kairouan, informó el Ministerio del Interior. Ha sido el incidente más grave en los comicios parlamentarios y presidenciales.

Essebsi ya fue vencedor de los comicios parlamentarios el pasado mes de octubre con su formación Nidá Tunís, una amalgama de corte laico en la que conviven desde hombres del régimen del depuesto Ben Alí a los que fueron sus opositores, como el propio Essebsi.

En la primera vuelta de las presidenciales Essebsi obtuvo en 39 por ciento de los sufragios. En la segunda ha tenido como contrincante al Monzef Marzuki (que obtuvo el 33), el presidente saliente que, sin ser islamista sí ha sabido compartir el poder con estos, lo que ha facilitado la estabilidad de Túnez en comparación con otros países que han acogido revoluciones, como Egipto o Libia, y que se encuentran lejos, lejísimos, de la senda de la democracia.

Al cierre de esta edición los hombres de Marzuki insistían en que no estaba confirmada la victoria de Essebsi y que los resultados eran ajustados.

Ennahda no solo ganó las primeras elecciones que se celebraron tras la revolución, en octubre de 2011, sino que para garantizar la estabilidad de los logros de ese levantamiento dió a comienzos de este año un paso atrás dejando vía libre a un Gobierno de tecnócratas. En todo caso, además de la economía, la amenaza yihadista y terrorista es una asignatura pendiente a la que deberá plantar cara con rapidez el nuevo presidente.

Grupos radicales salafistas como Ansar Sharía y células del entorno de Al Qaida presionan con ataques y atentados para minar la estabilidad del país. Túnez es, además, el principal exportador de terroristas extranjeros a las filas del estado Islámico.