A los brasileños les gusta el amarillo
En el último debate televisado, Marina Silva optó por el gualda, mientras la presidenta Rousseff trataba de transmitir «rigor» al elegir una chaqueta blanca y un pantalón negro
carmen de carlos
Cada cuatro años el plato fuerte de los debates electorales se celebra en Río de Janeiro. Los candidatos lo saben y sus asesores también. No es casual que Marina Silva, que acostumbra a coser buena parte de su vestuario, se presentara con una bleiser amarilla ... cruzada y sin cuello, con unos vaqueros desgastados o lavados en tonos pastel. Tampoco fue un olvido que no llevara pendientes y el rostro lo tuviera cubierto con lo justo. La cara, prácticamente lavada, tiene dos razones de ser. Sólo puede utilizar cosméticos naturales y su mensaje es el de la transparencia.
También la socialista Luciana Genro optó por el amarillo. Lo que en Europa sería un desafío, al destino en Brasil no tiene esa dimensión. La muerte de Moliére en el escenario vestido con ese color no logró cruzar el Atlántico y establecerse en estas tierras como el color maldito.
Tampoco fue una casualidad que la presidenta, Dilma Rousseff, combinara una chaqueta blanca con pantalones de tergal negros. Su objetivo, logrado, era ofrecer una imagen rigurosa. En el caso de los hombres, el socialdemócrata Aécio Neves recurrió a un clásico: traje de chaqueta azul marino pero, en lugar de la esperada corbata roja, optó por una celeste metalizada. El mismo «terno» oscuro sacaron del armario el pastor evangélico Everaldo y Levy Fidelix, el hombre que no desaprovecha debate para arremeter contra las relaciones homosexuales y recibe un alud de críticas en los medios de comunicación.
Al finalizar el debate, cada candidato dispuso de cinco minutos para hablar con la prensa en los estudios de Globo. Un colega le preguntó a Fidelix qué haría si tuviera un hijo gay. Él, respondió feliz, «no lo tengo».
Los exabruptos de Fidelix provocaron carcajas en la audiencia y arrancaron alguna sonrisa a Dilma Rousseff, una mujer generalmente mal encarada y tosca. Una vez terminada la prueba del debate, la presidenta de Brasil, mostró su cara más amable y dicharachera con la prensa. En el caso de Aécio Neves su preocupación siempre fue transmitir los abusos del PT y denunciar la interceptación de material electoral de su partido con la connivencia del correo estatal.
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