referendo independentista
El susto escocés resucita a Gordon Brown
El ex primer ministro laborista se convierten en el embajador de una oferta federalista de Londres para salvar la Unión
El susto escocés resucita a Gordon Brown
Nadie se acordaba demasiado de Gordon Brown en Gran Bretaña. Tras haber sido primer ministro entre 2007 y 2010 –gracias a que Blair le cedió el cargo-, a sus 63 años vivía en una especie de semiolvido, reconvertido en una especie de consejero moral y ... económico de la sociedad británica al que poco se escuchaba. Pero Brown ha vuelto al primer plano contra todo pronóstico, al emerger esta semana como embajador de una propuesta federalista de Londres para Escocia en caso de que gane el “no” a la independencia. Sus compañeros laboristas, y también la coalición de conservadores y liberales que gobierna el Reino Unido, han respaldado su iniciativa, que llegó después de que por primera vez un sondeo pusiese por delante al “sí” y cundiese el nerviosismo y la inquietud más absolutas. El referéndum se les iba de las manos a los unionistas, con una campaña pobre, poco emocional y demasiado lúgubre, y la oferta de Brown es la respuesta, un último intento de enganchar a los escoceses.
Gordon Brown tiene dos ventajas evidentes para ser el paladín del unionismo en Escocia: es escocés (nació en Glasgow, donde estudióEeconomía, y su patria chica es Kirkcaldy) y es laborista, lo cual no viene mal ante una Escocia mayoritariamente de izquierdas. Brown fue un excelente ministro de Hacienda. A él se debe la autonomía del Banco de Inglaterra respecto al Gobierno para fijar los tipos. Con la cartera económica en su mano, el Reino Unido firmó un período de crecimiento alto y bajas tasas de desempleo. Además actuó con diligencia en los albores de la crisis del 2008. Pero no tiene un perfil simpático. La manera en que le movió la silla a Blair, que era su jefe y amigo, le granjeó cierta imagen de personaje vidrioso, poco fiable. Tampoco es un político carismático. Esos hándicaps lo llevaron a perder las elecciones del 2010 ante el por entonces joven Cameron, que puso fin a la era del laborismo de la Tercera Vía de Blair.
Brown no ha concretado su oferta, aunque pasa por entregar a Escocia el control de los impuestos y del gasto en bienestar. Una cesión federalista que según él sería ya ley el 25 de enero del año que viene. Siempre que gane el “no”, claro, pues esta concesión viene a ser una suerte de pago a los escoceses si aceptan quedarse. En líneas generales, Londres acepta su planteamiento, aunque es más restrictivo: ofrecería que Escocia recaudase el impuesto de la renta y que asumiese la mitad del gasto público. Cameron podría concretar esta semana los detalles.
Mientras tanto, Brown vive su momento de gloria, haciendo campaña intensamente en Escocia, a veces incluso puerta a puerta. Además, tampoco le viene mal para el bolsillo. Y es que desde hace dos meses está en promoción de su libro “Mi Escocia, nuestra Gran Bretaña”.
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