La UE diluye las exigencias de Cameron y Renzi
Van Rompuy prepara un plan de consenso para la próxima legislatura europea
enrique serbeto
Herman van Rompuy ha preparado un borrador de programa político para la próxima legislatura europea con el que intenta contentar tanto las exigencias de Francia e Italia para que se suavice la política de rigor presupuestario como las de Alemania para que los países ... no relajen el impulso reformista. Con un lenguaje lo más flexible posible el presidente del Consejo prepara la cumbre para tratar de contentar a todos sin desautorizar a nadie. Pero lo que más trabajo le está dando es la idea de aplacar la oposición del británico David Cameron a la designación de Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión. A pesar de que el documento de cuatro páginas que ha preparado Van Rompuy –y al que tuvo acceso ABC– está plagado de guiños hacia Cameron y sus problemas de política interior, el británico sigue empeñado en exigir que los miembros del Consejo Europeo voten y muestren sus cartas respecto a la candidatura de Juncker, al que se opone ferozmente.
La idea de que los miembros del Consejo voten no es extraña, pero normalmente no llega a producirse porque las delegaciones hacen sus cálculos y ningún líder quiere pasar por el trago de quedar aislado. Por regla general los jefes de Estado y de Gobierno prefieren tomar decisiones por consenso. Pero Cameron cree que hay presidentes que no se atreven a darle la razón en público y que podrían hacerlo a puerta cerrada en el Consejo. Y por ello en la reunión que mantuvo el lunes con Van Rompuy le pidió que organice una votación formal en la cena del jueves, que excepcionalmente se celebrará en Ypres y no en Bruselas.
Por ahora, las invocaciones de Cameron a una devolución a los gobiernos nacionales de algunos poderes y competencias y a la eliminación de subsidios a los inmigrantes europeos, que es otra de las cantinelas de los euroescépticos británicos, no han tenido gran efecto para hacerle cambiar su opinión sobre el nombramiento de Juncker. El esqueleto de programa que presentará Van Rompuy a los jefes de Gobierno incluye frases que se dirían redactadas para regalar a los oídos de Cameron. Por ejemplo, que «la UE debe actuar solo cuando puede lograr más que los países por separado». Más aún, que las instituciones europeas «deben abstenerse de utilizar sus competencias cuando los países miembros puedan alcanzar mejor los mismos objetivos».
Tales conceptos habrían sido impensables en otras circunstancias, y menos aún sabiendo que se trata de contentar a un líder para que acepte a un presidente de la Comisión como Juncker, juzgado «demasiado europeísta».
También se dice que hay que preservar la libertad de movimientos «de los fraudes y abusos que ponen en peligro los sistemas sociales de los países miembros», que es otro de los ángulos que podrían servir a Cameron para justificar sus posiciones, sobre todo porque en este aspecto están de acuerdo los responsables alemanes.
Difusa flexibilidad
Sin embargo, por lo que respecta a la evolución económica, el contenido del documento de Van Rompuy es bastante difuso. Habla de «más solidaridad» entre los países y de mantener la coordinación con los estados que no forman parte del Euro, como quieren tanto Gran Bretaña como Polonia, pero insiste en una «gobernanza reforzada», tal como insiste Alemania. Sin embargo, el presidente francés, François Hollande, le ha escrito una carta a Van Rompuy en la que reclama «una mayor flexibilidad» en la aplicación de las reglas presupuestarias de la UE para hacerlas «favorables a la inversión y al empleo». Hollande cree que «es el momento de cambiar de escala y de abrir una nueva etapa con una agenda para el crecimiento y el cambio».
La semana pasada, los responsables de Economía de Francia e Italia ya sugirieron la necesidad de esa flexibilidad en el consejo de ministros de Economía, pero Alemania, España y la propia Comisión Europea se opusieron. El factor más novedoso en esta discusión es el nuevo primer ministro italiano, Matteo Renzi , la estrella emergente de la socialdemocracia europea, quien ha advertido en una comparecencia parlamentaria de que «o Europa cambia de dirección, o no hay posibilidad de desarrollo y crecimiento». El italiano cree que «viola el Tratado quien habla sólo de estabilidad, no quien habla de crecimiento», ya que en esta situación «no puede haber estabilidad sin crecimiento». Renzi cree que «o Europa asume la batalla contra el paro, o no habrá estabilidad posible».
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