La guerra siria entierra la convivencia entre confesiones

En la Ciudad Vieja de Homs vivían en paz cristianos y musulmanes hasta que los yihadistas que combatían a Assad empezaron a perseguir a los cristianos

La guerra siria entierra la convivencia entre confesiones Video de Mikel Ayestaran

mikel ayestaran

Después de más de tres años de guerra el conflicto sirio ha dinamitado la convivencia entre las distintas confesiones que hasta marzo de 2011 convivían en el país. La Ciudad Vieja de Homs era uno de los mejores ejemplos de zona mixta y en apenas ... 1,2 kilómetros cuadrados musulmanes y cristianos convivían desde hace cientos de años puerta con puerta. Los grupos que se alzaron contra Bashar al Assad no tardaron en radicalizarse y provocaron que la minoría cristiana cerrara filas en torno al presidente lo que obligó a la mayor parte de cristianos a abandonar la zona para evitar represalias. Solo un sacerdote aguantó la presión en la Ciudad Vieja, el holandés Frans Van der Lught, al que la mañana del 7 abril un encapuchado asesinó de dos tiros en la cabeza cuando estaba leyendo en el patio de la casa de los Jesuitas en Bustan Al Diwan, en pleno corazón del Homs antiguo. [ Fotogalería de Homs ]

Nazem Qanawati no tardó ni un minuto en llegar tras escuchar los disparos. Ya era tarde. Encontró al religioso en un charco de sangre. «¿Cómo pudieron hacerle esto? Era una persona querida y respetada por todos, sólo un ignorante de verdad es capaz de esta barbaridad», recuerda junto a la tumba en la que él mismo enterró a este cura holandés de 75 años, asesinado un mes antes del acuerdo entre régimen y oposición armada por el que los rebeldes abandonaron esta zona y cesaron las hostilidades.

Esas dos balas pusieron punto y final a una labor misionera en Siria que arrancó en 1966 y que el padre Frans se negó a abandonar cuando estalló la guerra y se apoderó del corazón de la Ciudad Vieja en la que vivía desde los años ochenta. La silla de plástico en la que se sentaba a leer permanece en el lugar de siempre con unas flores de recuerdo. Qanawati ha colocado varias fotos del jesuita para mantener vivo su recuerdo porque «su vida fue un ejemplo de convivencia entre cristianos y musulmanes que debemos tener muy presente para el futuro de Siria, aunque no será nada fácil».

La casona ignaciana, levantada en 1881, permanece casi intacta en mitad de una Ciudad Vieja que es un museo al aire libre del horror de la guerra. «Aquí nos juntábamos cuando peor se ponían las cosas, católicos y ortodoxos, unos setenta cristianos en total, el padre Frans celebraba misa para todos», comenta Qanawati, que asegura que «los últimos meses fueron especialmente duros, el bloqueo impedía la entrada de alimentos y los opositores armados venían cada día a robar lo que podían, eran chiquillos de apenas dieciocho años, muchos de ellos sin estudios, sin nada».

Con el fin de la violencia los civiles comienzan a regresar poco a poco. Los que tienen suerte y su casa no ha sido destruida aceleran las tareas de limpieza para rehacer sus vidas. El ejemplo de Homs se ha trasladado a barrios del extrarradio de Damasco gracias a la mediación del Ministerio de Reconciliación. Lugares como Berze, Qadam o Moadamia tienen acuerdos de alto el fuego por los que el Ejército rodea las zonas y los milicianos permanecen en el interior. Los civiles regresan, «pero el retorno se produce de forma sectaria, solo están permitiendo el regreso de musulmanes suníes», lamentan los funcionarios del ministerio que esperan que se siga el modelo de Homs a donde hasta el momento todos los civiles, sin importar la religión, tienen las puertas abiertas.

Siria, como Irak

Los cristianos de Siria (ortodoxos, siríacos, maronitas, católicos de rito armenio…) representan el 10 por ciento de la población y siguen los pasos de los del vecino Irak. Cada vez más miembros de la comunidad optan por emigrar o se ven obligados a trasladarse a zonas bajo control del régimen huyendo de los grupos extremistas. Uno de cada tres cristianos vive como desplazado o ha huido al extranjero por la persecución de los grupos armados radicales de la oposición, según los datos del patriarcado greco-melquita de Antioquía, Alejandría y Jerusalén, encabezado por Gregorio III Lahan.

Hasta el momento siete religiosos han sido asesinados , el último el padre Frans Van der Lught, y cuatro permanecen secuestrados, entre ellos el obispo metropolitano de Alepo y Alejandría, Bulos Yaziji, y el siriaco ortodoxo de Alepo, Yuhanna Ibrahim, capturados por un grupo armado cuando viajaban en coche cerca de la frontera con Turquía a comienzos del año pasado.

La guerra siria entierra la convivencia entre confesiones

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios