Valls quiere librarse de la maldición de los primeros ministros de la V República
Otros pagaron con la muerte política sus ambiciones, condenadas a convertirse en conflicto cainita, fratricida, en la cúspide del Estado
juan pedro quiñonero
Manuel Valls espera salvarse de la maldición de los primeros ministros de la V República que pagaron con la muerte política sus ambiciones, condenadas a convertirse en conflicto cainita, fratricida, en la cúspide del Estado.
El general de Gaulle redactó una constitución de la V ... República (1958) a su imagen y semejanza. El jefe del Estado sería, desde entonces, una suerte de «monarca» elegido democráticamente, que nombraría un jefe de gobierno, un primer ministro, cuya primera misión era y es conducir la política decidida por el presidente de la República.
Entre los primeros ministros de de Gaulle, ninguno podía a aspirar a «competir” con un personaje que solo es comparable, en la historia nacional, con Luis XIV y Napoleón. Michel Debré y Georges Pompidou fueron jefes de gobierno sumisos.
Convertido Pompidou en presidente -tras la retirada voluntaria de de Gaulle-, su primer jefe de gobierno, Jacques Chaban-Delmas, si podía aspirar al liderazgo supremo. Su primer discurso en la Asamblea Nacional, presentando su programa de gobierno, es el más legendario de los discursos de un primer ministro de la V República. Fue tan brillante como catastrófico. Chaban-Delmas dejó clara su aspiración. Y esa aspiración lo convirtió automáticamente en un rival del jefe del Estado. Pompidou fue presidente hasta su muerte prematura. Y Chaban nunca pudo ir más lejos.
Valery Giscard d'Estaing tuvo dos primeros ministros, Jacques Chirac y Raymond Barre. Chirac pronunció un programa de gobierno tan personal que se vio forzado a dimitir precipitadamente, dos años y medio más tarde, para ser elegido alcalde de París. Barre aspiraba a ser presidente. Pero la elección de François Mitterrand, en 1981, puso fin a tales aspiraciones.
Mitterrand tuvo primeros ministros de izquierda y derecha. Casi todos aspiraban a sucederle. Mitterrand los enterró a todos.
Pierre Mauroy y Laurent Fabius fueron los primeros jefes de gobierno de Mitterrand. Ambos se quemaron precipitadamente. Primer ministro del presidente socialista, tras una cohabitación política forzada, Chirac fue derrotado por el mismo Mitterrand cuando ambos se enfrentaron electoralmente por la presidencia.
Edith Cresson y Pierre Beregovoy fueron jefes de gobierno muy sumisos a Mitterrand. Michel Rocard, por el contrario, podía aspirar a ser elegido jefe del Estado, un día. Mitterrand lo nombró jefe de Gobierno con el fin expreso de «quemarlo» y hundir su carrera. Tras una brevísima «luna de miel» (hipócrita), Mitterrand lanzó contra Rocard a la izquierda socialista, que destruyó la carrera de Rocard en menos de dos años. Rocard fue el primer mentor político de Valls, que no puede olvidar la triste suerte de su predecesor.
Lionel Jospin fue primer ministro socialista de Jacques Chirac. Cuando ambos se enfrentaron electoralmente, en las presidenciales del 2002, el candidato socialista fue barrido por Jean-Marie Le Pen, líder de la extrema derecha.
Jacques Chirac tuvo como primeros ministros a Dominique de Villepin y Jean-Pierre Raffarin. Balladur aspiraba a sustituir a Chirac: murió políticamente en la intentona, tras haber sido primer ministro fallido de Mitterrand. Villepin aspiraba a suceder a Chirac (que lo protegía), pero fue destruido políticamente por Nicolas Sarkozy. Raffarin se salvó políticamente, gracias a su falta de aspiraciones presidenciales.
Nicolas Sarkozy solo tuvo un primer ministro durante todo su mandato presidencial, François Fillon. Sustituido Sarkozy por François Hollande, Fillon y Sarkozy son hoy enemigos a primera sangre política: ambos aspiran a suceder a Hollande. Fillon y Sarkozy comparten un mismo enemigo íntimo, Alain Juppé, primer ministro de Chirac, eterno aspirante a la presidencia.
Manuel Valls sucede como primer ministro a Jean-Marc Ayrault, «guillotinado» por Hollande para hacerle pagar , personalmente, el voto censura de los franceses contra el jefe del Estado y su gobierno.
Valls ha pronunciando ante la Asamblea Nacional uno de los grandes discursos de jefe de gobierno de la V República. Su ambición y energía no ocultan la más alta ambición personal: terminar siendo el próximo jefe de Estado electo, el 2017 o el 2022.
Que Valls saque a Francia de la crisis
Hollande espera que Valls saque a Francia de la crisis. Valls tiene esa misma ambición. El presidente espera que Valls consiga combatir el paro, reducir el déficit y la deuda, para presentar un balance presidencial que le permita aspirar a su propia reelección, el 2017. Valls espera el triunfo de su política personal para poder presentar su candidatura a la jefatura del Estado, cuando llegue el momento.
Entre los 21 primeros ministros de la V República, desde 1958, una gran mayoría fueron artesanos fieles a sus respectivos jefes de Estado. Entre los aspirantes a presidentes, solo Georges Pompidou y Jacques Chirac consiguieron ser presidentes, gracias a milagrosas circunstancias que evitaron duelos temibles. Otros, como Chaban, Balladur o Michel Rocard, murieron políticamente en ese conflicto cainita. La brillantez excepcional del primer discurso de Manuel Valls, como primer ministro, recuerda la brillantez excepcional de los grandes discurso de Rocard y Chaban.
Valls quiere librarse de la maldición de los primeros ministros de la V República
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