Rusia aísla Crimea por tierra, mar y aire antes de la consulta soberanista

Yuri Odrachenko, miembro de la administración de la provincia de Jersón, denunció en declaraciones a los medios ucranianos que «las tropas rusas han tomado varias propiedades privadas, incluyendo un hotel». Este paso dado por los rusos pretende blindar la frontera tomando el único puente por el se puede circular entre Chongar y Crimea. El resto es terreno pantanoso y marismas. A este cierre se suma la limitación de vuelos al aeropuerto internacional de Simferópol que durante las últimas 24 horas solo ha operado vuelos hacia y desde Moscú. El resto de vuelos comerciales han tenido que darse la vuelta ante la negativa de la torre de control a autorizar su aterrizaje. La sensación de aislamiento crece con el paso de los días y muchos ciudadanos que regresaban del fin de semana se encontraron con una auténtica frontera en manos rusas a su regreso a Crimea.

La presencia rusa en Chongar persigue completar el control de las dos carreteras de acceso a la península, la otra discurre por Armiansk y está también bajo supervisión rusa.

Katia Andreieva es estudiante de la universidad de Simferópol y tuvo que superar un control de «gente con uniforme verde y la cara tapada con capucha» en Chongar a su regreso de Berdansk, ciudad situada al este de Ucrania. Esta joven asegura que «hay rusos en los controles junto a miembros del Berkut (fuerzas especiales ucranianas ilegalizadas por las nuevas autoridades de Kiev ). Suben a los autobuses con fusil en mano, preguntan a cada pasajero el motivo del viaje y si están o no a favor de la anexión a Rusia. Da miedo». Tras la insistencia del Kremlim a la hora de negar el despliegue de efectivos sobre en Crimea, los ciudadanos de la península bromean y llaman a las fuerzas rusas «los hombres de verde» ante la ausencia de distintivos. Una escuela de Chongar es lo único que separa a tropas las rusas de las ucranianas, según el activista local Oleg Zaichenko.

Junto al movimiento táctico en Chongar, el Ministerio de Defensa ucraniano informó de la llegada de un convoy formado por cuarenta vehículos a la base naval de Chernomoskaya, al noroeste de Crimea.

La falta de distintivos en los uniformes, sin embargo, se suple con la bandera nacional tricolor que empieza a ondear en los cuarteles ocupados al Ejército de Ucrania. En el centro de reclutamiento situado al final de la calle Kiev de Simferópol, acaban de tapar la bandera ucraniana de la barrera de acceso con el rojo, blanco y azul de la enseña rusa y un «hombre de verde» armado con un AK74 informa a la prensa de que no es posible entrar a las instalaciones donde se están formando las nuevas fuerzas de seguridad de la península en las que se integrarán los paramilitares y cosacos que forman parte de las «brigadas de autodefensa». Desde la puerta de entrada se ve a lo lejos un patio con la bandera de Crimea y se percibe un movimiento constante de camiones militares sin matrícula.

El ministro interino de Defensa ucraniano, Igor Teniuj, confesó lo que desde el comienzo de la crisis es evidente, que sus hombres «no pueden operar» en Crimea, según recogió la agencia de noticias rusa RIA Novosti, y subrayó además que «hasta el momento no ha habido declaración oficial de guerra». Cualquier acción ucraniana «para estabilizar la situación puede ser presentada a la comunidad internacional como empleo de la fuerza contra la propia población», advirtió Teniuj durante su comparecencia ante el Parlamento de Kiev para explicar las razones que impiden actuar a sus fuerzas y pedir a las nuevas autoridades «recursos y equipos». Teniuj detalló a los diputados que movilizando todas las fuerzas ucranianas el país contaría sólo con 6.000 hombres listos para entrar en combate.

El primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, aseguró que el Gobierno hace «todo lo que puede» para financiar y equipar a sus soldados y volvió a pedir ayuda internacional. De momento el único gesto ha llegado desde la OTAN, que decidió enviar aviones de vigilancia AWACS para realizar vuelos de reconocimiento sobre Polonia y Rumanía, a fin de llevar a cabo un seguimiento de la crisis ucraniana. «Estos vuelos reforzarán los conocimientos de la Alianza. Todos los vuelos se llevarán a cabo exclusivamente sobre territorio de la Alianza», señalaron fuentes cercanas al organismo, que desde el comienzo califica el despliegue ruso de «violación de la soberanía» de Ucrania.