DISIDENCIA CREATIVA

La invasión cultural de Corea del Norte

Un desertor norcoreano, Park Sang-hak, premiado por lanzar globos con propaganda contra el régimen de Kim Jong-un

PABLO M. DÍEZ

12/05/2013
Actualizado 13/05/2013 a las 12:11h.

Una invasión cultural de Corea del Norte. Esa es la misión que se ha propuesto Park Sang-hak, un desertor norcoreano que huyó al Sur en 1999 y se ha erigido en uno de los más combativos enemigos del régimen dirigido por el joven dictador ... Kim Jong-un. Como miembro de la ONG Luchadores por una Corea del Norte Libre (FFNK, en sus siglas en inglés), Park se ha destacado por lanzar en plena frontera del Paralelo 38 globos de helio cargados con propaganda contra Pyongyang. Tan singulares “proyectiles” van “armados” con panfletos documentando la represión del régimen, transistores para captar la radio del Sur y “pen-drives” con programas de televisión que muestran la vida en Occidente. Tras sobrevolar la Zona Desmilitarizada, que divide la Península Coreana desde el final de la guerra hace 60 años, los globos acaban cayendo en el Norte, donde el Ejército y la Policía intentan requisarlos antes de que los campesinos los encuentren y tengan acceso a una información prohibida en su país.

Por esta labor, Park Sang-hak recibirá el miércoles en Oslo el premio Vlacav Havel a la Disensión Creativa, que le ha entregado la ONG estadounidense Fundación de los Derechos Humanos (Human Rights Foundation) junto a las Damas de Blanco cubanas y al caricaturista sirio Ali Ferzat. Dicho galardón, establecido en memoria del ex presidente checo tras su muerte en diciembre de 2011, fue otorgado el año pasado a Aung San Suu Kyi, la Nobel de la Paz birmana, al artista y disidente chino Ai Weiwei y a la feminista de Arabia Saudí Manl al-Sharif.

Hace una semana, Park Sang-hak se había propuesto lanzar a Corea del Norte 200.000 octavillas en globos desde el parque de Imjingak, justo en plena frontera con el Sur. Pero la Policía surcoreana se lo impidió para no encrespar aún más los ánimos con el régimen de Pyongyang, que teme tanto las consecuencias de sus “incursiones culturales” que lo ha puesto en su punto de mira. En septiembre del año pasado, la Policía surcoreana detuvo a un desertor del Norte que llevaba agujas envenenadas cuando iba a reunirse con Park Sang-hak, a quien se sospecha iba a intentar asesinar.

“No tengo miedo en absoluto”, declaraba poco después al Wall Street Journal el “Hombre de los Globos”, quien aseguraba que se ha preparado “para lo peor desde que empezó mi lucha por una Corea del Norte libre”. Tal y como recordaba en dicha entrevista con el diario estadounidense, “durante cuatro años, he sido constantemente amenazado por Corea del Norte, cuyos medios han estado mencionando mi nombre y mi organización, criticándonos como elementos reaccionarios y señalándonos como principal objetivo de castigo. Tengo numerosos correos electrónicos con una ristra de maldiciones y amenazas de Corea del Norte, cuyos agentes residentes en China han llamado a nuestra oficina para intimidarnos y que nos lancemos más propaganda contra el régimen”. Como se verá este miércoles cuando recoja su premio, no han conseguido amedrentarlo.