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Musharraf, en arresto domiciliario

«Vine a Pakistán por mi propia decisión y afrontaré este problema porque respeto a la Justicia», ha dicho el expresidente paquistaní tras ser detenido

Musharraf, en arresto domiciliario afp

efe

La Policía de Islamabad arrestó hoy al expresidente golpista Pervez Musharraf en su residencia de las afueras de la capital y lo trasladó a primera hora de la mañana a un juzgado de la capital paquistaní, informaron medios locales.

De acuerdo con diversos canales, las fuerzas de seguridad condujeron luego al exmilitar a su lujosa residencia en el barrio de Chak Shazad, donde ha sido puesto en arresto domiciliario.

«Vine a Pakistán por mi propia decisión y afrontaré este problema porque respeto a la Justicia», dijo Musharraf al canal Geo poco después de ser detenido.

En un principio, algunos medios informaron de que había sido el propio Musharraf quien se personó por su propio pie ante el juez en busca de la suspensión de la orden de arresto dictada ayer por el Tribunal Superior de Islamabad.

Tras oír la orden de los magistrados ayer, el exjefe del Ejército huyó de la sede judicial y se refugió en su mansión «a tomar café y fumar buenos cigarros», según dijo desafiante a los medios su abogado Ahmad Raza Kasuri.

Los representantes legales del expresidente golpista presentaron ayer por la tarde ante el Tribunal Supremo una petición en la que pedían la suspensión de la orden de arresto, pero el Alto Tribunal no se ha pronunciado al respecto.

Alta traición y complicidad en asesinatos

El juicio por el que ha sido arrestado Musharraf guarda relación con la etapa final de su régimen, cuando en noviembre de 2007 se detuvo bajo su mandato a 60 jueces, entre ellos el jefe del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudhry.

Además de esta causa, el exgeneral se enfrenta a otro caso por alta traición en el Supremo y a dos más por complicidad en los asesinatos en 2006 de un dirigente nacionalista de la región occidental de Baluchistán, Nawab Bugti, y de la exprimera ministra Benazir Bhutto en 2007.

Es la primera vez que los tribunales paquistaníes se atreven a ordenar el arresto de un exjefe del poderoso estamento militar del país asiático, cuya actual cúpula guarda un escrupuloso silencio sobre la situación de Musharraf. Diversos analistas coinciden en que la jefatura del Ejército solicitó al exgeneral que no viniera para evitar tener que afrontar los juicios que tenía pendientes por el descrédito que eso podía tener para la institución armada.

Sin embargo, se desconoce cuál puede ser la reacción de la jefatura de las Fuerzas Armadas ante el inédito desarrollo del juicio contra el militar que dio un golpe de Estado en 1999 y dirigió el país hasta 2008.

La detención de Musharraf se suma al contratiempo que le supuso su reciente descalificación de las elecciones del próximo mayo después de que los tribunales electorales no lo consideraran apto como candidato por sus problemas con la justicia.

El exdictador se encuentra ahora atrapado por la persecución judicial, que incluye la prohibición de salir del país, y las amenazas contra su vida a cargo de la insurgencia integrista, a la que Musharraf se enfrentó abiertamente.

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