Netanyahu cierra un Gobierno sin el apoyo de los ultraortodoxos

El que sin duda ha salido reforzado de estos pulsos políticos ha sido el recién llegado a la política Yair Lapid, que a pesar de su berrinche por la cartera de Exteriores, que no ha conseguido, sí ha arañado las carteras de Educación y Finanzas y ha logrado reducir el número de ministros de 30 a 22.

Ahora, Netanyahu tendrá lidiar en solitario, sin los ultraortodoxos, con los dos partidos principales de la coalición, el partido de Lapid, Hay Futuro y Casa Judía del ultranacionalista Naftalí Bennett, que piensan acometer lo que ningún otro gobierno se había atrevido a tocar a fondo hasta ahora, los privilegios de los ultraortodoxos. Estos privilegios, que los dos partidos hicieran su caballo de batalla durante las elecciones, incluyen estar exentos del servicio militar obligatorio en Israel y tener su propio currículo escolar, ajeno al del resto del país y en el que no se incluyen materias básicas como las ciencias ni las matemáticas.

Netanyahu ha conseguido crear gobierno «in extremis», a tan sólo dos días de que se agotara el plazo de gracia concedido por el Presidente, pero la prisa le ha obligado a hacer concesiones dolorosísimas que tendrán un impacto tremendo en el próximo Ejecutivo.

Lo ha hecho además, a menos de una semana de la primera visita de Barak Obama, que pondrá a prueba al próximo gobierno, ya que el presidente estadounidense llega a Israel con la firme intención de reanudar el proceso de paz con los palestinos, aunque no parece que vaya a llevarse a Washington gran cosa.