Así «salvan vidas» los «drones» en Somalia
Mientras John Brennan asegura que su uso es siempre la última opción, los análisis cuantifican en decenas de civiles muertos
EDUARDO S. MOLANO
Esta semana, el nominado a director de la CIA, John Brennan, aseguraba en una comparecencia ante el comité de Inteligencia del Senado que el uso de «drones» -aviones no tripulados-, por parte del Gobierno estadounidense está encaminado «a salvar vidas» y, siempre, como última opción ... para abatir a sospechosos de terrorismo. «No entienden la agonía por la que pasamos para asegurarnos de que no hay ninguna víctima colateral», recordaba Brennan.
Sin embargo, la campaña silenciosa de estos «zánganos» se encuentra plagada de «hazañas». Al menos, en territorio somalí.
Como asegura la organización británica «The Bureau of Investigative Journalism», solo en el periodo 2007-2013, se han registrado en Somalia al menos tres ataques con aviones no tripulados estadounidenses (nueve, en los análisis más pesimistas). ¿Su resultado? Decenas de civiles muertos (entre 11 y 59 dependiendo de las fuentes, tres menores de edad entre ellos, aunque los fallecidos totales se cuenten en cerca de 170). Y las cifras son muy superiores en otros países donde también operan estos aparatos.
En este sentido, especialmente significativos son los dos ataques en cadena llevados a cabo el 23 de junio de 2011 en varias localidades al sur del país africano. En el primero de ellos, un «zángano» golpeaba un campo de entrenamiento terrorista a diez kilómetros de Kismayo (por entonces, nido de la serpiente islamista), mientras que el segundo tenía como objetivo el aeropuerto de esta misma ciudad. Los blancos humanos de ambos ataques eran militantes del Al Shabab de alto rango (tales como Ibrahim al Afgani) que, según el Gobierno de Somalia, planeaban un atentado inminente en Reino Unido. Sin embargo, la propia milicia aseguró posteriormente en un comunicado que al menos una decena de civiles fallecieron también en la acción armada.
No quedó en un simple y desgraciado error. Solo unos meses después, el 6 de octubre de ese mismo año, cuatro nuevos civiles eran asesinados en otro ataque fallecido, en este caso en el distrito de Dhobley. Pese a ellos, los errores de la actual guerra de los cielos tampoco se limitan a su escasa calibración.
A mediados de 2012, un estudio de Naciones Unidas denunciaba varios incidentes protagonizados por estos «zánganos» en los últimos tiempos: desde colisiones en campos de refugiados a vuelos rasantes frente a depósitos de combustible, pasando por choques evitados en el último momento con aviones comerciales en la capital del país, Mogadiscio.
Una docena de bases
Desde 2007, Estados Unidos ha construido cerca de una docena de bases aéreas en el continente africano para el estacionamiento de aviones no tripulados.
Ya en junio de 2011, el Pentágono comenzó a volar otros cuatro «drones», valorados en 45 millones de dólares, desde una base en las Seychelles, y a finales de 2011, edificaba un centro secreto en Etiopía para frenar la amenaza islamista que se cierne sobre la vecina Somalia.
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