La isla creativa de Lisboa

Los espacios abandonados y en mal estado de hace unos años albergan hoy 200 empresas. Mainsaide compró estos terrenos (junto a la plaza del Calvario) a la gráfica Mirandela con la idea de devolver a la ciudad un espacio abandonado, «en el sentido de ser un espacio con un elevado patrimonio industrial e histórico que era desconocido y no se aprovechaba», explica a ABC la empresa gestora.

Antiguamente este espacio era una pequeña ciudad en la que vivían los operarios de la fábrica con sus familias y en donde tenían desde colegio para los hijos hasta hospital. La cantina de los entonces trabajadores es ahora un restaurante llamado Cantina, los vestuarios de la fábrica se han convertido en un espacio que se alquila a artistas por valores más bajos que lo normal a cambio de aportar creatividad a LXFactory. La sala de máquinas de la gráfica es ahora una librería con cafetería y restaurante, pero los enormes artilugios para imprimir no se han movido de su sitio, forman parte de la decoración.

Diseño, publicidad, moda, márketing, artes plásticas, decoración, fotografía y arquitectura son los ramos más presentes en este espacio de 23.000 metros cuadrados, aunque no se excluye ninguna profesión. Restauración y comercio son también actividades predominantes especialmente a nivel de calle. «A finales de 2007 nos resultó difícil encontrar empresas que se quisiesen instalar aquí y ahora tenemos que elegir las empresas», explican Mainside. La tasa de ocupación es del 80% y se realizan contratos por cinco años. Las obras corren a cargo de la empresa instalada que normalmente acondiciona el espacio de forma original, en función de su actividad.

Crear condiciones de trabajo fue sin duda uno de los primeros desafíos para la instalación de empresas puesto que las marcas del tiempo y de la historia son bien visibles en las fachadas degradadas y poco cuidadas de la antigua fábrica. Pero esta característica es la que ha propiciado la llegada de tantas empresas del ramo de la creatividad. Cada una puede adaptar el lugar a su negocio, pero sobre todo a su imagen. «En una primera fase fue muy difícil atraer inquilinos», afirma Joana Gomes, de Mainside, «les gustaba el espacio y se sentían atraídos por el aspecto industrial pero tenían miedo en relación al futuro del proyecto», añade.

Hizo falta que algunas empresas diesen el primer paso para que otras hiciesen lo mismo, llegando ahora a los 200 inquilinos que sienten que el espacio es suyo y se envuelven en el proyecto global, convirtiendo el espacio más dinámico y atractivo para sus vecinos. Se ha conseguido revitalizar los edificios así como el patrimonio industrial y local. Hay empresas que llevan desde el inicio del proyecto y al mismo tiempo hay mucho movimiento de otras compañías, dentro incluso de LxFactory, ya que en función de su negocio buscan espacios que se adapten mejor a sus necesidades. Illusion, por ejemplo, comenzó siendo una peluquería en un 4º piso y hoy tiene una tienda de calle con un éxito enorme.

Otro de los espacios emblemáticos dentro de este recinto es el de Cowork Lisboa, que acaba de cumplir tres años. Se trata de una empresa que alquila puestos de trabajo por un día, una semana o un mes, tiempo máximo de los contratos que se deben renovar si se pretende continuar. «Importamos ideas del concepto alemán», explican sus propietarios, y se ha adaptado a Portugal.

Se dan cita todo tipo de profesionales que buscan un espacio para llevar a cabo su trabajo, «muchas veces de forma intermitente, van y vienen, en función de sus proyectos». Tienen sala de reuniones, un café, un espacio para comer la comida de casa y sobre todo se respira libertad y relax, sin poner en causa la profesionalidad de los que allí trabajan. Son alrededor de cien personas las que ocupan este espacio, donde, al igual que en el resto de oficinas, se pueden llevar animales domésticos. «¿Quién se imaginaría un perro en un edificio de oficinas?», cuestiona Mainside. Efectivamente, hace falta conocer el espacio para entender el ambiente que en él se vive.

Lx Factory nació en crisis y se ha desarrollado en crisis por lo que no consiguen decir si afecta o no la difícil coyuntura económica del país. Curiosamente, mientras que en el resto de la ciudad los alquileres bajan, aquí han subido, y el precio medio es de 10 euros el metro cuadrado. El proyecto ha despertado un gran interés entre los turistas, que cada vez son más frecuentes. Incluso ya hay tiendas muy direccionadas para este tipo de clientes y la restauración se beneficia de las visitas de personas ajenas al contexto laboral.

Es difícil imaginar LXFactory en otro lugar de Lisboa, «porque el proyecto no puede separarse del espacio físico», asegura la empresa madre. Puede que influencie a otros, que se saquen enseñanzas al respecto para crear otras historias. Y todo el mundo coincide en decir que se trata de una idea que fue en su momento muy arriesgada y sin la que Lisboa no sería tan creativa. Primero estaba abierto de lunes a viernes y ahora los fines de semana hay mucha animación. Ideas no faltan en este espacio para convertir Lisboa en una ciudad más atractiva.