Señores del mar

Ocho almirantes olvidados que revolucionaron el Imperio español

Guillermo Nicieza recorre en su nuevo ensayo histórico los muchos marinos que impulsaron la armada durante los reinados de Carlos V y Felipe II

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Felipe II fue uno de los máximos impulsores de la Armada, representada en este cuadro Daniel Parra

Fueron muchos, y una buena parte de ellos, tristemente olvidados. Desde los estertores del XV hasta mediados del XVII, durante ese Siglo de Oro que hizo avanzar ciencia y cultura, un buen número de marinos españoles empujaron la vagoneta de la renovación en las armadas ... de Carlos V y Felipe II. El divulgador histórico Guillermo Nicieza lo sabe bien, pues ha recopilado una buena parte de ellos en su nuevo ensayo histórico, 'Los almirante del Imperio' (Edaf, 2025). Una obra en la que, como él mismo explica a ABC estos días, desgrana las aportaciones de personajes como Álvaro de Bazán el Viejo. «Diseñó un nuevo buque como el galeón y defendió la idea de que el monarca necesitaba una armada propia», sentencia.

Juan López de Lazcano (siglo XV)

De Lazcano fue un importante hombre de armas de su era que destacó también en las aguas. Sus primeras acciones navales se sucedieron durante la conquista de Granada, al frente de la armada de guarda del Estrecho. Allí realizó labores de guardacostas e intercepción de navíos musulmanes. Aunque su gran aportación se sucedió en las guerras de Italia, cuando combatía a las órdenes del Gran Capitán. Según Nicieza, «gracias a él, Gonzalo Fernández de Córdoba contó con un apoyo logístico fundamental en sus avances por el territorio enemigo». Durante el conflicto, este guipuzcoano trasladó soldados, evacuó heridos y transportó armas y vituallas a pesar del peligro que suponían los bajeles franceses.

Álvaro de Bazán, el Viejo (1495 - 1558)

Fue el hombre que inició la dinastía más famosa de marinos españoles. Recibió asiento en la armada real de galeras de España en 1523 y, ya con la confianza de Carlos V, asaltó y conquistó la plaza berberisca de Hunaín, en Argelia, con 10 galeras y dos bergantines. A partir de entonces, sus acciones se cuentan por decenas, lo mismo que sus revoluciones navales. La mayor se sucedió a mediados del siglo XVI, cuando obtuvo, según la documentación de la época, privilegios para fabricar «los gruesos buques de su nueva invención». Estos navíos eran los galeones y las galeazas, capaces de portar una mayor cantidad de artillería que sus predecesores. También fomentó la especialización de los mandos de la flota y el abandono de los asientos y alquileres.

Sancho Martínez de Leyva (1509 - 1579)

Comenzó su carrera militar Sancho al servicio de Carlos V en 1525 y, tan solo una década y media después, ya había participado en la toma de Túnez (1535) y en la Jornada de Argel (1542). Según Nicieza, a partir de entonces su vida se convirtió en una película de aventuras. En 1560 fue hecho prisionero en Los Gelves junto a dos de sus hijos y permaneció cautivo, en una torre olvidada de Constantinopla, durante dos años y medio. Fue liberado, pero sin sus familiares, que no resistieron aquella locura. De regreso a la península, Felipe II le recompensó nombrándole capitán de las galeras de España y, después, consejero de don Juan de Austria. Con este último colaboró, por mar, en la guerra de las Alpujarras.

Galeones españoles, una de las invenciones de Álvaro de Bazán el Viejo ABC

García Álvarez de Toledo y Osorio (1514 - 1578)

Nicieza define a García Álvarez de Toledo como «el gran marino de la historia de España», aunque «tristemente desconocido y olvidado». Empezó a servir con dos galeras de su propiedad a las órdenes del gran Andrea Doria con 14 años. Después de bregarse, combatió en la jornada de Túnez al mando de seis buques y en La Goleta. «Más allá de sus muchas batallas, fue un visionario. Un ejemplo es que fue uno de los oficiales que desarrolló la doctrina militar que hubo detrás de la batalla de Lepanto», destaca el autor. Fue también uno de los grandes consejeros de Don Juan, con quien solía cartearse. Ya anciano, se convirtió en un firme defensor de que el monarca debía tener su propia armada, y no depender de asientos o alquileres.

Álvaro de Bazán, el Joven (1526 - 1588)

Granadino de nacimiento e italiano de corazón, Álvaro de Bazán, conocido como el Joven, ha sido calificado por los historiadores como el mejor marino de la historia de España. Los datos le avalan, pues se cree que el primer Marqués de Santa Cruz no perdió ni una sola batalla. Con 17 años participó en una contienda, la de Muros, de la mano de su padre –Álvaro de Bazán el Viejo–. Resulta imposible resumir sus victorias en un párrafo, pero bata con señalar que se ganó los aplausos del monarca en Lepanto, donde jugó un papel crucial al mando de la reserva, y como organizador de la mal llamada Armada Invencible. También perfeccionó los galeones y el sistema de convoyes.

Álvaro de Bazán el Joven ABC

Luis de Requesens y Zúñiga (1528 -1576)

Luis de Requesens es otro de los personajes que la historia ha dejado a un lado. Enfermizo de niño, gallardo de adulto, entró muy joven a servir como paje del entonces príncipe Felipe. Allí se ganó su confianza en todos los ámbitos, tanto político como militar. En 1561 fue nombrado embajador de España en la Santa Sede. Aunque fue poco después, durante la Guerra de las Alpujarras contra los moriscos de Granada, cuando demostró su audacia a nivel naval. «Su labor fue clave. Tanto él como Leyva realizaron bloqueos a lo largo de toda la costa para que no llegaran refuerzos, armas o vituallas a los rebeldes desde el norte de África», explica el experto. A la postre, demostró también su capacidad logística en las armadas del monarca. Fue uno de los defensores de la necesidad de que los mandos de las armadas fuesen expertos marinos, y no oficiales de tierra.

Luis de Requesens ABC

Juan Martínez de Recalde y Larrinaga (1540 - 1588)

Nacido en Bilbao en 1540, Juan Martínez de Recalde era considerado como uno de los mejores conocedores de las rutas atlánticas y los derroteros del litoral europeo. En 1581 era general de Mar y, en tal calidad, recibió órdenes de apoyar en las aguas la conquista de Portugal por parte de Felipe II. Su gran reto, dice Nicieza, fue preparar la invasión de Inglaterra por la mal llamada Armada Invencible. «Fue la mano derecha del duque de Medina Sidonia. Y siempre insisto en que, sin él y sin sus consejos, se habrían hundido todos los buques», sostiene. A su vez, fue uno de los encargados de abastecer a los soldados de la Monarquía hispánica en Europa. «Por último, colaboró en el desarrollo de los galeones», completa el español.

Juan Martínez de Recalde ABC

Pedro de Zubiaurre de Ibarguren (1541 – 1604)

No todo fueron cañonazos en la España del Siglo de Oro. Pedro de Zubiaurre, nacido en 1541, destacó en batallas marítimas, pero ha pasado a la historia como uno de los espías navales más reseñables en tierras inglesas después del popular Jorge Juan. Cuenta Nicieza que este marino nacido en Vizcaya fue el encargado de vigilar los movimientos de los Francis Drake y John Hawkins de rigor desde el mismo corazón del imperio británico. Lo hizo, además, con una red de agentes que él mismo forjó y con la ayuda del dinero de la Corona. Con el paso de los años organizó también un ataque sobre el puerto de Flesinga, en los Países Bajos, y recibió el encargo de recoger a los marineros de la Armada Invencible que habían naufragado en las islas.

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Sobre el autor Manuel P. Villatoro

Licenciado en Periodismo y amante del pasado. Coautor de 'Lo que nunca te han contado del Día D' y otros ensayos. Premio APCR de Periodismo 2020 y colaborador de varias revistas especializadas.

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