La falsa tolerancia medieval de las tres religiones en Toledo: mito y realidad de la Jerusalén de España
El historiador Daniel Gómez Aragonés recoge todos los legados de la ciudad en una biografía defiende con argumentos y datos que la urbe es lo más parecido a Jerusalén y a Roma que tiene España
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Iniciar sesiónToletum, Tulaytula, Toldoth, Tolétho, la ciudad imperial… Como todo lo que es muy antiguo y misterioso, la urbe milenaria ha recibido muchos nombres a lo largo de su historia y hay al menos tantos Toledo en ella como siglos contados. El historiador Daniel Gómez ... Aragonés (Madrid, 1983) recoge todos esos legados en su nuevo libro ‘Toledo: biografía de la ciudad sagrada’ (La Esfera de los libros), donde defiende con argumentos y datos que la vieja ciudad del Tajo es lo más parecido a Jerusalén y a Roma que tiene España.
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«Toledo nunca ha vivido un borrón y cuenta nueva, de manera que todas las capas del pasado siguen ahí debajo. La ciudad tiene cuentas pendientes con los Toledo del pasado», explica Gómez Aragonés, un hombre que también aúna estilos muy particulares. Si alguien le imaginaba como un historiador de pajarita y jersey con coderas, seguro que se le cae el monóculo cuando aparezca a su vista en todo su negro esplendor. A un encuentro con la prensa en Toledo, ciudad donde realiza tour guiados con su empresa Paseos por el Toledo Mágico , emerge un tipo alto, barbudo como un vándalo, pelo largo, gafas de sol tipo aviador y enfundado en una chaqueta de smoking aterciopelada, con anillos gruesos en cada mano, cadena de metal en los pantalones, botines granates... Un tipo tan inclasificable y sabio como la ciudad de la que escribe.
La ciudad fundada por Hércules
El libro emula la conocida biografía que Simon Sebag Montefiore le dedicó a la ciudad de Jerusalén yendo más allá de los datos fríos. No se trata de escribir una historia cronológica y descriptiva de Toledo, sino de captar sus esencias, sus leyendas, sus grandes hechos a través de sus personajes más grandes y también de los más pequeños. «Es una ciudad que está en el centro de la Península , bien comunicada y abastecida, con una gran disposición de sus aristócratas a adaptarse a la romanización», señala el historiador sobre las razones de su importancia a lo largo de los siglos.
Gómez Aragonés, autor de varios libros sobre visigodos y pueblos bárbaros, pone gran énfasis en su obra sobre los mitos y su capacidad de marcar la personalidad de un lugar. Según las leyendas más populares, Toledo fue fundada por Hércules durante su viaje por la Península Ibérica, fue refugio de brujos y magos en su laberíntica red subterránea y hasta escondió la mesa del rey Salomón . Cada capítulo del libro termina con un apartado que confronta la historia oficial con los mitos, pues son «dos cosas inseparables» que no dejan de interactuar entre sí.
De ser una aldea carpetana con evidente vocación defensiva, Toledo se transformó en una ciudad romana de pleno derecho y luego, en tiempos visigodos, en el corazón político y espiritual de España. La conquista musulmana hizo que entre los cristianos se extendiera la idea de que había que restaurar la España perdida empezando por Toledo, al tiempo que la urbe seguía mostrando su carácter rebelde y orgulloso. «Esta es una ciudad donde el concepto rebelde está muy presente. No sólo por la cuestión comunera o por las revueltas contra el poder Omeya, sino en la Guerra de Sucesión o la de Independencia. Toledo reacciona como ciudad y nunca agacha la cabeza frente a los que vienen a imponer», señala el escritor.
En el Toledo medieval convivieron musulmanes, judíos y cristianos mezclando sus culturas y sus tradiciones, si bien resulta muy distorsionado, en opinión de Gómez Aragonés , hablar de una relación simétrica entre las diferentes religiones o el colocarle el sobrenombre de ‘La ciudad de las tres culturas’ sin contar la letra pequeña. «El problema es que se ha presentado desde una visión presentista y desde lo políticamente correcto. Y eso es un error absurdo. No se puede imaginar a un cristiano, a un judío y a un musulmán de la mano tomando algo en una taberna, porque es falso. Es un escenario con sus luces y sus sombras», explica el investigador, quien recuerda que la ciudad fue el lugar desde donde se lanzó la campaña que acabó en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), el más memorable enfrentamiento de los cristianos contra los musulmanes en la Península.
El Toledo de los Trastámara y luego de los Austrias vivió años de auge con las grandes plumas de su tiempo, de Garcilaso de la Vega a Cervantes, inspirándose dentro de sus murallas. Se rehizo a ser el principio y el final de la Rebelión de las Comunidades , «la última revuelta medieval y la primera moderna», y hasta a perder la sede de la corte en tiempos de Felipe II , de manera que a finales de este reinado en el casco antiguo vivían más de 50.000 personas. El poderoso avance de Toledo durante aquel período estuvo, en gran parte, motivado por el empuje de las famosas espadas de la ciudad, una de las más demandadas de todo el mundo. «Parece ser que era muy importante el agua del Tajo para el proceso de fundición y elaboración del archiconocido acero toledano, cuyas espadas son todavía hoy referencia en infinidad de películas de la Edad Media », considera el autor.
Una mala racha muy larga
A finales del siglo XVII Toledo inició un largo declive, acrecentado por la Guerra de Independencia y las posteriores desamortizaciones de Mendizábal, que golpearon muy duro a la ciudad cuando trataba de levantarse. «Los franceses sabían que la mejor manera de dañar a un pueblo es atacar sus símbolos, y Toledo lo era para España». A principios del siglo XX, se redujo su población a 23.000 almas en toda la región y se llegó a pensar que si hubiese perdido su condición de capital religiosa, de primacía católica, hubiera supuesto un jaque mate total para Toledo .
La economía y la administración dieron la espalda a la ciudad, no así los grandes artistas, como los hermanos Bécquer , o los viajeros europeos que vieron allí un centro lleno de magia y de remanentes medievales. «Es una ciudad sagrada para cristianos, judíos y musulmanes, pero no por cuestiones de tolerancia, sino porque es una ciudad por la que vivir y morir, por la que alegrarse con sus éxitos seas de la religión que seas», apostilla Gómez Aragones.
La urbe prevaleció a todos los cambios políticos y al intento franquista por modular su historia, avanzó hacia el futuro gracias a ser la capital autonómica y a un sector turístico más profesionalizado, pero se enfrenta en la actualidad a las mismas amenazas de otras ciudades monumentales que ven cómo sus cascos antiguos se han convertido en parques temáticos sin vida. «El mejor plan de marketing de Toledo es su historia. Hay ciudades que pagarían por tener esta historia y este patrimonio, pero debemos vivir de algo más que de los aniversarios o de ser una ciudad bonita cerca de Madrid... Hay que proyectar esa consideración de Jerusalén, de Roma, de capital espiritual de España , avanzando pero sin olvidar lo que hay detrás. La mochila de Toledo es grande, pesada y valiosa», apunta el autor de ‘Toledo: biografía de la ciudad sagrada’.
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