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ABC Cultural

Borracheras, peleas y reyes demasiado obesos: el mito inventado de la pompa en la Monarquía inglesa

La coronación de Jorge IV fue tan caótica que hubo que contratar a luchadores profesionales en el Westminster Hall para que pusieran paz entre los invitados, tan ilustres como camorristas

Carlos II, coronado en Westminster Abbey
César Cervera

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Cada boda y acto público de la Corona en el Reino Unido se mira hoy con admiración y asombro, convencidos todos de que allí el protocolo se cuida al detalle desde tiempos inmemoriales, en unos fastos solo comparables a los del Papa de ... Roma. Dan cuenta de ello con frecuencia la literatura y el cine, siendo las películas «La Favorita» o « María Reina de Escocia » ejemplos recientes de exhibiciones de la pompa británica en sus palacios. Desde los bastones, varas y cetros, a las coronas y diademas, pasando por cada paso que da la Monarca en las ceremonias reales. Así lo refería un comentarista inglés de este tipo de actos en 1937: «Una coronación inglesa es un asunto totalmente diferente de las demás ceremonias: de hecho no hay ningún espectáculo de ningún tipo tan impresionante y que infunda tanto respeto, que sea presenciado por el resto del mundo».

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