Suscríbete a
ABC Cultural

El Asedio de Metz, la cruel derrota que humanizó al hasta entonces indestructible Carlos V

La humillación de Innsbruck y la derrota contra los franceses sacaron a flote un sentimiento de culpabilidad que Carlos no podía soportar: su enfermedad había interferido en sus planes militares. Un ejército de 55.000 soldados, dirigido por el Gran Duque de Alba, fue vencido por el invierno en su intento de recuperar la ciudad obispal

César Cervera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Tiziano presentó en su cuadro de la batalla de Mühlberg a un atlético e imperial Carlos V . El guerrero invicto a lomos de un caballo, cabalgando, lanza en ristre, en solitario, por un sombrío pero calmado paisaje alemán. Sin rastro de polvo ... ni de sangre ni de sudor. Un ser inmortal que nada tenía que ver con el verdadero Emperador, un hombre aquejado de gota, castigado por décadas de guerras, y con una infinidad de años menos de los que aparentaba. Poco después de la batalla, Carlos demostraría al mundo que el jinete pálido de Mühlberg ya solo quedaban las ruinas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia