Suscribete a
ABC Premium

Un modelo de cumbre diferente

Es una mezcla de Camp David con agenda multilateral y simplificación al máximo. Así se podría describir el «modus operandi» impuesto por los organizadores canadienses para la cita vigésimo octava de los mayores poderes del mundo industrializado. En la sede de la cumbre, el «Delta Lodge» solo tiene 410 habitaciones disponibles. Número equivalente al tamaño de algunas macro-delegaciones nacionales enviadas el año pasado a esta misma cita del G-8 en Génova. Con la idea de séquitos reducidos y un mínimo de carga ceremonial, el Gobierno de Canadá ha vuelto a recuperar el espíritu original de este tipo de cumbres iniciadas en 1975 por el presidente francés Giscard d´Estaing en el castillo de Rambouillet durante el apogeo de la crisis del petróleo. Como parte de estos cambios de guión, este año no se espera un comunicado final al término de las sesiones reducidas también a un mínimo de dos días pero con énfasis en la «tormenta de ideas». Se publicarán una serie de «documentos relevantes» pero no se perderá tiempo consensuado un texto a modo de colofón, y tampoco se dará a conocer la sede de la próxima convocatoria en 2003, cuya organización corresponde a Francia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación