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ABC Cultural

Ojo con las aspirinas

Novelista, dramaturgo, guionista y hasta videoclipero, José Antonio Vitoria salta al largometraje de la única forma como podía hacerlo un tipo así de inquieto: con un doble salto mortal. Porque presentar un thriller farmacéutico y biogenético sin llamarte Michael Bay o David Cronenberg tiene su mérito. Sin embargo, él acepta el envite cerrando filas en torno a un guión efervescente como un analgésico alrededor de una historia tan peliaguda como un supositorio: la persecución y sudores fríos que sufre un tipo más deshilachado que una rebeca de punto por las malas artes de un laboratorio tan aséptico como podrido. Un ejemplar diseño artístico y unos recovecos narrativos efectivos logran mantener el castillo de naipes del filme, a pesar de que a ratos nos preguntemos si es Fernando Guillén o Alberto Jiménez. El flojo final rompe la baraja y el encanto, aunque el intento bien vale un futuro seguimiento a un director con madera de algo.

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