Cómo hacer salsa César con kéfir, una receta saludable para aprovechar las propiedades del lácteo de moda

La salsa César se prepara normalmente con una especie de mayonesa elaborada con aceite, huevo y limón. Pero existen otras fórmulas para obtener una salsa César deliciosa y más ligera . Una de ellas es hacerla con kéfir.

El kéfir es un producto lácteo fermentado que tiene efecto probiótico , con todo lo bueno que eso implica para nuestra microbiota intestinal.

No es raro encontrar recetas acompañadas con salsas cuyo principal ingrediente es lácteo. Es el caso, por ejemplo, de esta ensalada de pepino con salsa de yogur .

Los yogures naturales, como en este caso, o los yogures griegos son idóneos para acompañar platos frescos de verduras. Pero también podemos innovar y hacer de estas salsas lácteas el acompañamiento idóneo de platos de pescado, como este mero con salsa de yogur .

La salsa César elaborada con kéfir es perfecta para la ensalada de homónimo nombre . Pero si nos atrevemos a nuevas combinaciones puede ser una alternativa para cualquier plato.

Y ahora sí, vamos a aprender a hacer salsa César con kéfir, una receta saludable para aprovechar las propiedades del lácteo de moda.

Lo primero que debemos hacer es machacar el ajo en un bol con una pizca de sal .

Ahora picamos las anchoas y las mezclamos con el ajo.

Añadimos el kéfir y mezclamos . Debemos conseguir una pasta homogénea.

Ahora es el turno de añadir la mostaza y el parmesano . Seguimos mezclando y removiendo hasta que quede todo en una crema bien integrada.

Echamos una pizca de pimienta al gusto y ya tendríamos lista nuestra salsa César.

Si no quieres que la salsa César esté muy fuerte, añade sólo una anchoa y pruébala. Si ves que admite un poco más de sabor, añade otra.

Lo idóneo es que esta salsa se tome fría, así que introdúcela en la nevera antes de usarla en tus platos.

Al elaborarse con kéfir, esta salsa nos va a aportar menos caloría que una salsa César normal hecha con aceite .

Además, el Kéfir tiene otras propiedades. La más importante es su efecto probiótico que mejora nuestra flora intestinal y nos facilita la digestión, evita el estreñimiento y reduce los problemas estomacales como la gastritis.

Las anchoas, por su parte, fortalecen el sistema inmunológico y son ricas en ácidos grasos omega 3 , que reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Y el ajo, por su parte, nos aportará antioxidantes.