Juan Torres: «No quiero ver a mi hijo Julio, es un fraude»
El multimillonario empresario coruñés habla, en exclusiva, para ABC sobre la traición de su hijo Julio, al que dio todos los poderes y le ha dejado en la ruina
Joaquín Torres: «Mi hermano Julio está siendo investigado por la Comunidad de Madrid»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNi en la peor de sus pesadillas hubiese imaginado Juan Torres Piñón, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y fundador de la constructora ACS junto a Florentino Pérez, que tendría una vejez tan triste y dolorosa. Más allá de los achaques propios ... de la edad, tiene 88 años, se enfrenta desde hace tres, a la traición de su hijo y sucesor al frente del emporio familiar, Julio Torres. A esto se le ha unido, el luto por el reciente fallecimiento de su esposa, Joaquina Verez, su compañera de vida. Ambos tuvieron que tomar una difícil solución hace tres años, denunciar a su hijo por administración desleal y estafa del patrimonio familiar.
Juan se refugia en su mansión de 3.000 metros cuadrados en la exclusiva urbanización de Las Encinas, a las afueras de Madrid, donde sus otros tres hijos le procuran todos los cuidados dignos de un padre que siempre ha sido generoso con ellos, aunque los tres han estado en diferentes épocas distanciados de él. El longevo empresario accede a charlar unos minutos, en exclusiva, con ABC. Le ha costado tomar la decisión, ya que nunca se ha prodigado en los medios y esperaba que este conflicto familiar empresarial se resolviese en la más estricta intimidad y única y exclusivamente por la vía judicial. Pero confiesa que quiere que se sepa la verdad y que, aunque su hijo Joaquín Torres, el afamado arquitecto, esté actuando de portavoz familiar, quienes han emprendido las acciones judiciales contra su hijo Julio, han sido él y su difunta mujer, Joaquina.
«No me he cuidado especialmente pero tampoco me he maltratado», confiesa Juan, que acaba de recibir como de costumbre un masaje de su fisioterapeuta, para aliviar sus dolores. Se emociona todavía al recordar a su mujer, fallecida el pasado 2 de marzo, «nos hicimos novios cuando yo tenía 21 años y desde entonces nunca nos separamos. Era increíblemente inteligente, aunque no lo parecía y sobre todo muy pacífica. Una mujer muy coqueta y realmente excepcional», la describe el viudo. De su pasado como empresario se enorgullece de lo que consiguió con Hispano Química, empresa de la que fue vicepresidente entre 1981 y 1985. «Pero hicimos cosas más gordas con el agua y con el petróleo», recuerda en referencia a todas sus inversiones asociadas a la producción de biocombustibles y patentes como Kurata, que tenía a través de sus empresas matriz Kairos y Berindi.
De sus cuatro hijos; Andrés, Julio, Maite y Joaquín, tres de ellos -excepto el arquitecto- trabajaron en las empresas familiares. No dudo a la hora de nombrar un sucesor. «Lo tenía claro, tenía plena confianza en mi hijo Julio, la culpa la tuve yo. Quería ser el dueño de todo, o eso pensó», se lamenta Juan. Se refiere al poder que le otorgaron en 2006, tanto él como su mujer Joaquina, y que lo convirtió en administrador único de todas las sociedades familiares. Más de 40 empresas, con un valor patrimonial de más de 400 millones de euros. Llegó un momento en el que el matrimonio se percató de que lejos de vivir una vejez cómoda propia del patrimonio acumulado a lo largo de tantos años, comenzaban a pasar penurias, a acumular deudas, a tener que deshacerse de joyas con años de antigüedad, del yate familiar de 24 metros de eslora atracado en Palma de Mallorca.
«No tengo nada, lo único que me queda es una buena biblioteca»
Juan Torres Piñón
Multimillonario empresario coruñés
Veían que algo no iba bien y decidieron pedir ayuda a sus otros tres hijos y poner el asunto en manos de sus abogados. En 2021, le retiraron los poderes otorgados a su hijo Julio, aunque descubrieron que «los ingresos y el patrimonio de las sociedades familiares había sido derivado a supuestos testaferros y que el patrimonio familiar estaba totalmente destruido», asegura el empresario. «No tengo nada, lo único que me queda es una buena biblioteca», revela con resignación Juan Torres, cuyo nombre en su día, copaba las listas de los hombres más ricos de este país.
En las paredes de su mansión colgaban cuadros de Warhol, Picasso, Miró, Tapies o Saura. Y es que además de ser uno de los grandes coleccionistas de este país, fue miembro del patronato del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y sigue siéndolo del Museo Guggenheim de Bilbao y Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aunque su hijo Julio ha vendido prácticamente -a lo largo de estos años de control absoluto- su pinacoteca alegando falta de liquidez en varias de las empresas. Algo que no concuerda con el último hallazgo de sus abogados que le han llevado a Juan a querellarse contra su nuera, mujer de su hijo Julio Torres.
Y es que el matrimonio creó la empresa JUTORVE S.L donde desviaron grandes cantidades de dinero de las empresas familiares. Ha intentado llegar a un acuerdo privado con su hijo para recuperar el control de las sociedades, pero este le ha pedido dinero a cambio de su renuncia. Ante lo infructuoso de las negociaciones, ambos se han cruzado demandas. Julio, abogado de formación, presentó en 2022 una querella contra sus padres, en el Juzgado de Instrucción nº 28 de Madrid en la que pide formalmente prisión para ambos
«No quiero hablar ni ver a Julio, es un fraude y confío en la justicia, aunque sea lenta», responde tajante a la idea de tener hoy por hoy, otro acercamiento con su hijo al que un día cedió todo el control de sus empresas. Este, está siendo investigado ahora por la Comunidad de Madrid, que estudia la incompatibilidad de haber ocupado su plaza en la institución con la administración única de sociedades privadas. Este periódico ha intentado contactar con Julio Torres vía telefónica y por correo electrónico, para conocer su versión de los hechos, pero a pesar de nuestra insistencia no hemos logrado obtener ninguna respuesta.
El longevo empresario, si tiene palabras de cariño hacia sus otros tres vástagos: «A largo plazo estoy tranquilo porque mis hijos ya saben cómo tienen que actuar. Joaquín es un magnífico empresario, Maite es maravillosa porque es más sensible y se ocupa de todos los problemas que tienen que ver con la salud y que a nadie le gustan y Andrés es muy sensato y muy calmado, como era mi mujer». Juan adelanta que ya ha dejado por escrito ante notario que todo lo que puedan recuperar se lo repartan entre los tres hermanos, aunque ha respetado los derechos legítimos de su hijo Julio, a pesar de la traición.
Los otros afectados
Aunque hasta ahora Joaquín Torres, el afamado arquitecto, más acostumbrado a manejarse con los medios de comunicación, ha sido el que ha actuado como portavoz de la familia en este conflicto. Tanto Andrés como Mayte Torres han querido aprovechar este exclusivo encuentro familiar con ABC para expresar su opinión sobre la situación y corroborar que son una piña. «Mi padre me echó hace años de la empresa y me dejaron con una mano delante y otra detrás. Y todo porque le dije que no me cuadraban las cuentas y le pregunté por las sociedades de Panamá de las que no tenía poderes», explica Andrés Torres, hijo del empresario y que en la actualidad produce los mejores musicales de nuestro país. «Me tiré cuatro años sin hablar con mis padres. Yo volví porque me lo pidió Joaquín y sentí que debíamos ayudarles. Mi hermano Julio utiliza bien sus estudios como abogado, conoce la lentitud y los entresijos, y sabía que cuando le pillaran habrían pasado años», argumenta.
Algo parecido le sucede a Mayte, la única mujer del clan que opositaba para inspectora de Hacienda, pero en el camino se murió su hermano Juan y le afectó tanto, que lo dejó. Entonces su padre, le dijo que entrase en la empresa familiar, donde estuvo hasta 2016, cuando también fue despedida. «Llevaba 20 años, y un día la secretaria de mi padre me entregó una carta demoledora en la que decía que poco menos que era una inútil y que iban a profesionalizar la empresa, y quería a toda la gente fuera», recuerda Mayte. «Con mi hermano Julio, me llevaba fenomenal. De hecho, fue mi marido el que le dijo a mi padre que le metiese en la empresa familiar, después de sacarse las oposiciones. Por eso, para mí ha sido no solo un mazazo sino una sorpresa. Yo sí que iba viendo que cada vez me dejaba hacer menos, porque al principio llevaba toda la parte fiscal, la contabilidad de los bancos…Pero cuando fui madre, aprovechó para apartarme del todo».
«Nos está costando, con la ley en la mano, demostrar todo lo que ha hecho. Siento pena y dolor»
Mayte Torres
Hija de Juan Torres Piñón
Mayte, que también reconoce haber estado distanciada de sus padres, siempre les atendía cuando estaban enfermos. Eso le permitió darse cuenta de la grave situación que atravesaban «en el Covid mi madre estaba ingresada y yo me quedé un mes con ella, en el hospital. Llegó a pedirme dinero prestado, algo que me hizo sospechar. Después me llamó mi padre y me dijo que mi hermano Julio les había alquilado un piso y que iban a dejar la casa. Y le dije que si algo tenía claro es que ellos tenían su casa y no tenían por qué abandonarla».
Mayte describe a su hermano como «un manipulador, muy simpático, un trabajador incansable en el mal, pero incansable. Se las sabe todas y de verdad que nos está costando con la ley en la mano demostrar todo lo que ha hecho», explica. No se siente cómoda haciendo pública toda esta situación, pero entiende que no tienen otra opción «siento mucha pena y dolor, pero no quiero ver a mi hermano Julio el resto de mi vida». Mayte no olvida el sufrimiento que han tenido que pasar sus padres que, estando enfermos, les canceló el seguro privado y les arrebató todas las comodidades. Los Torres Verez ya no quieren dinero, solo quieren sanear las sociedades del patrimonio familiar y poder vivir en paz.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete