Kiko Matamoros tiene biblioteca, y cabaré
Peor es ponerse a hablar de las miserias de la vida de los otros. Que, por cierto, tanto se aplaude en los platós de corrala que él domina
Joaquín Prat arremte sin piedad contra Kiko Matamoros
Kiko Matamoros
Lunes
Kiko Matamoros reside ahora en las lejanías de esa isla del concurso, pero está muy cerca, porque Kiko habla con más crudeza confesional que un poeta de la generación 'beat'. Lo último son unas palabras de osadía, contra sí mismo, por el trato ... que a veces dio a su familia, y por la larga caminata de consumidor de droga. A Kiko le han dicho de todo, menos temerario, y naturalmente le han replicado que hace apología de la droga. Yo creo que Matamoros es un temerario, pero no por decir ahora lo que ha dicho, sino por su afán de riesgos, en general, por su empleo de alegre pirómano, por su arte de chulerías. Al señalarse cocainómano, Kiko no ha hecho sino orear ante un público lo que otros mantienen en secreto, a menudo toda una vida. Allá cada cual. No animo yo a que el famoso vaya por ahí contando si le pega mucho o poco al agua mineral, o bien a otros frascos, pero obviamente cada uno es dueño de narrar las confidencias más recónditas, porque se trata de revelar o no revelar las deshoras de la propia vida. Kiko sabe que la droga encierra un daño, a veces incurable, porque ha frecuentado los límites, y también sabe que no hay veneno sino dosis, que dijo un día un clásico de los que a veces él lee. Tiene biblioteca, y cabaré, y probó los venenos. Sabe Kiko las reglas del fuego. Peor es ponerse a hablar de las miserias de la vida de los otros. Que, por cierto, tanto se aplaude en los platós de corrala que él domina.
Martes
Sostiene José Luis Garci que el Museo del Prado debiera tener una sala dedicada al cine.
Miércoles
Cada vez que algo leo de alguna Kardashian saco el mapa de retratos, a ver qué Kardashian es. Ahora resulta que Kendall Jenner , pude haber acabado el noviazgo con su novio en curso, Devin Booker, jugador de la NBA. Se han entendido durante dos años. Ahora ya no. Pues vale. La noticia, en las Kardashian, es que prosperen una temporada al lado de alguien. Las Kardashian son un ovillo de bigardas con boquita de selfie que parecen todas el mismo póster, pero son varios pósters que nunca terminan. Concretando, las Kardashian son cinco. Kourtney, Kim, Khloé, Kendall y Kylie. Todas son hijas de Kris Jenner, pero las tres primeras son hijas de un padre, Robert Kardashian, y las dos segundas de otro, Bruce Jenner, un zagalón que resultó campeón olímpico en los años setenta, y que luego se declaró se transgénero, previa portada de 'Vanity Fair', pillando el nuevo el nombre de Kaitlyn Jenner. De modo que a dos Kardashian el papá le resultó mamá. Kendall Jenner es la única mujer de este desorden que enseña a veces la bisutería del sentido común. A veces. Estuvo hace un rato por España, de modelo. Contra los hábitos de sus hermanas, no hay en ella vídeos de coreografía sexual, o cambios de sexo, o glúteos de parcheo de temporada, según el catálogo que manejan. La única excentricidad de la chavala, si excentricidad hubiera, está en una relación muy contrastada de rumores con Justin Bieber. Kim es la más famosa de todas. Tiene un pasado de hemetoreca porno, de cuando era consorte del rapero. Suele cumplir un selfi casi diario, donde parece otra, pero es ella. Khloé es una giganta de ahorrar en corseterías, y ha coronado el virtuosismo de fotografiarse alguna vez vestida. Luego está Kourtney, que lleva varias eternidades ensayando el morrito a lo Brigitte Bardot. Y finalmente, tenemos a Kylie, cuya primera y acaso última zozobra existencial es el relevo de las gafas de sol, que usa preferiblemente de noche. No son estas gentes una irrealidad de la tele. Existen. Y hasta tienen un hermano, de nombre Robert. Alguna vez lo escribí aquí: es el Paquirrín de Los Ángeles.
Las hermanas Kardashian
Jueves
Lo que pasa es que a Chanel le va a costar reponerse del éxito de Eurovisión. A ver cómo escapas del videoclip de SloMo.
Viernes
Azúcar Moreno
Están de vuelta a la tele Encarna y Toñi, o sea, Azúcar Moreno . Van a esas cosas de la trifulca de famosos de trimestre. Algún día, a casi remoto, fueron dos banderas de morenía que hacían flamenco cruzado de pop, que hacían pop cruzado de rumba, que hacían canción cruzada de erotismo con mucho golpe del látigo de la melena y con mucho revuelo de falda floreada al viento. Azúcar Moreno es un nombre de guerra artística que es un hallazgo. Tiene impregnación gitana y calientes resonancias eróticas. Las frecuenté, antaño, y prestan atención de bachilleras para luego irse al Corte Inglés y gastarse un fortunón en perfumes . Siempre me contaban que los japoneses se vuelven tarumbas con lo suyo, y no me extraña, porque son una juerga que siempre enseña los muslos. Se hicieron famosísimas al participar en Eurovisión, donde quedaron solventes, y desde ahí todo seguido, sin pararse ni a tomar el sol, entre otras cosas porque no les hace falta tomar el sol y sí la luna de inspiración lírica y canalla. Son dos morenas a las que les ha dado mucho el sol de la luna.