Anabel Pantoja, una diva que exprime el tirón de su tía Isabel

Sabe gestionar bien su propia marca. Explican a ABC que Anabel no acepta todos los trabajos. En el último año, la contertuliana ha desechado contratos, de cuatro cifras, por anunciar productos en los que no confía o con los que no se siente cómoda . Quiere que sus seguidores, en contra de otros famosos denunciados por FACUA, no se sientan engañados. Tampoco quiere promocionar, hasta la fecha, objetos de temática sexual, como el famoso vibrador #PlatanoMelón, al que sí han dado oportunidad famosas como Tamara Gorro, otra de las grandes influencers mejor pagadas: «Para Anabel es más importante que el producto vaya con ella y con sus principios, que el dinero. Es cierto que le ofrecían unos 4.000 euros por una campaña de un juguete sexual , pero ella no se iba a sentir cómoda anunciándolo», desvela alguien de su entorno, que cuantifica en más de 30.000 euros lo que habría dejado de facturar, solo en el último año, por no haber aceptado algunas propuestas realmente interesantes, pero que no superaban sus líneas rojas o los mínimos económicos que tiene estipulados.

Las marcas que la contratan tienen un buen feedback. Los resultados en los productos que publicita con descuentos para sus seguidores se venden mejor que cuando los anuncia, por ejemplo, otro rostro habitual de la pequeña pantalla, la polemista Makoke quien, aunque a regañadientes, empieza a bajar el listón hasta los 500 euros para ofertas que le interesan. Antes pedía 2.000 por compartir un post y una historia temporal en la red social.

El caso de Anabel va más allá de las redes. A pesar de la polémica suscitada por la originalidad de las piezas, la colección de bisutería que lleva su nombre es un éxito en el mercado. Solo en los últimos dos meses se han duplicado las ventas y no descarta ampliar el stock debido a la alta demanda. Las comisiones que recibe por transacción son un excelente apoyo a los ingresos que percibe por sus dos colaboraciones semanales en ‘Sálvame’ donde, es evidente, cotiza al alza. Sus lágrimas y enfados por verse envuelta en los conflictos familiares le reportan más de 5.000 euros al mes . Al plató de Telecinco va perfectamente vestida, gracias a que también hace intercambio de producto con tiendas como Llámame Loca.

Si por algo destaca Anabel entre otras influencers, es porque no teme al riesgo. Sabe invertir. Junto a su novio, Omar Sánchez, ha lanzado una colección de ropa surfera bajo la marca Mar Callao –propiedad del canario–, y cuyos diseños son bocetos creados al alimón.

Además de la moda, donde también probó suerte como diseñadora de bañadores y con objetos de marroquinería, Anabel publicó en noviembre un libro de autoayuda, «El plan Sálvame para Curvys» , de la editorial Martinez Roca, que si bien no se ha convertido en bestseller, ha tenido buena aceptación en librerías físicas y digitales: «Ha sido un verdadero placer trabajar con ella, muy dispuesta y con un carácter muy cercano y amoroso», dice Laura Fernandez, responsable de prensa de la editorial. ¿Estamos frente a un nuevo fenómeno social de la altura de Belén Esteban?