¿Es conveniente que los niños usen lentillas?

Elena García Rubio, directora del Instituto Nacional de Optometría, asegura que dos horas diarias de exposición a la luz solar suponen un importante beneficio para la visión en los niños

Es muy común que los niños no se quejen a sus padres por tener una mala vista, por lo que resulta de gran importancia detectar en ellos esta anomalía (en clase con la pizarra, en casa con la televisión, pantallas, libros...). Los datos de la ... OMS son claros: en 2050, una de cada dos personas será miope. De hecho, actualmente, «cerca de 1 de cada 4 niños menores de 16 años ya es miope en nuestro país», apunta Elena García, directora del Instituto Nacional de Optometría.

¿Qué señales pueden observar los padres para detectar que sus hijos no tienen una correcta visión?

Que se acercan en exceso a la televisión, o al plano de trabajo al escribir, leer o al usar dispositivos electrónicos; que entrecierran los ojos cuando miran de lejos, o que giran la cabeza hacia un lado cuando ven la televisión o se fijan en algo. A veces, es el rendimiento escolar el que avisa de algún problema de visión. Hay que observar que el rendimiento académico se corresponda con la capacidad y el esfuerzo que le dedica en niño, que el proceso de aprendizaje de lectura y escritura sea normal para su edad.

¿A partir de qué edades se pueden tener problemas de visión?

No hay una edad concreta, los problemas visuales pueden ser congénitos o desarrollarse en cualquier momento de la vida. Por eso es importante hacer revisiones visuales en la infancia. Las dioptrías que tiene un niño y si el desarrollo visual está siendo el esperado se puede saber a cualquier edad, pero sin duda hay que hacer una revisión completa antes de que empiecen al aprendizaje de la lectoescritura para estar seguros de que la visión no va a ser un obstáculo en ese proceso.

¿Por qué no se quejan los niños habitualmente?

Porque no tienen con qué comparar. Ellos piensan que todo el mundo ve igual. Es al pasar a Primaria y tienen que atender a la pizarra cuando algunos se dan cuenta que no la ven. Aun así, hay muchos niños que se buscan sus trucos para solucionar las dificultades y no se quejan de mala visión.

Actualmente, cerca de uno de cada cuatro menores de 16 años ya es miope en España, ¿qué ha ocurrido? ¿Qué hacemos mal?

La forma en que trabajamos y disfrutamos del ocio ha cambiado demasiado rápido. Los niños empiezan a edades muy tempranas a usar la visión de cerca de forma prolongada. Muchas horas en el colegio, deberes en casa, y para relajarse un poco y entretenerse usan dispositivos electrónicos que siguen requiriendo visión de cerca mantenida. Los ojos se están adaptando a esa demanda superior de visión de cerca, y se hacen miopes. Estas generaciones están “sacrificando” la visión de lejos para tener una buena visión de cerca.

¿Es la miopía el problema más frecuente?

Quizás directamente no, pero indirectamente posiblemente sí. Hay que tener en cuenta que en el proceso que lleva a desarrollar miopía, algunos niños tienen desequilibrios en la visión binocular que les genera un mal rendimiento visual.

¿Se puede evitar? ¿Cómo?

La aparición y posterior evolución de la miopía es multifactorial. Esto quiere decir que son varios los factores que influyen; algunos de ellos están fuera de nuestro control, como son la genética, que tiene un peso muy importante, el crecimiento físico del niño, o los hábitos de uso de la visión, como apuntaba anteriormente.

Estudios recientes muestran que dos horas diarias de exposición a la luz solar suponen un importante beneficio para la visión en los niños. Pero no vale tenerlos en el parque o en el campo, si están usando el teléfono o una tablet. Se trata de una combinación de luz solar y visión de lejos. Hay que hacer más vida al aire libre con nuestros hijos.

Actualmente, además, disponemos de tratamientos de control de la miopía para intentar que esta suba lo más lentamente posible. Hay lentes de contacto, lentes oftálmicas para gafas y tratamientos farmacológicos.

Es importante saber que la miopía no se reduce con ningún tratamiento, y que cuando se propone a un niño un tratamiento de control de miopía se busca que tanto las dioptrías como el crecimiento axial del ojo sea lo más lento posible.

Estos diferentes tratamientos se pueden combinar. Pero en todos los casos requieren un uso diario de la solución propuesta y un estricto seguimiento por parte del optometrista o el oftalmólogo que lo haya prescrito.

¿Cuáles son los avances más novedosos ante la miopía?

La lucha contra el avance de la miopía es una prioridad para los profesionales del cuidado de la visión, por lo que todos los laboratorios están trabajando para sacar al mercado productos que ayuden a ralentizar la progresión de la miopía. Lo último en salir al mercado han sido las lentes oftálmicas, es decir, para gafas. Son un producto nuevo, que ha probado su eficacia en países asiáticos y que estamos empezando a utilizar en Europa.

Tenemos mucha más experiencia con las lentes de contacto desechables diarias de control de miopía, que estamos empleando hace más de 7 años en Europa, y cuyos estudios, que avalan su idoneidad en niños y su eficacia en el control de miopía, son numerosos y prolongados en el tiempo. Lo mismo ocurre con las lentillas que se usan por la noche (orto-K).

¿Son, entonces las lentillas una opción para los menores?

A mmí me lo parece así. Hay que tener en cuenta que cuando más rápidamente avanza la miopía es en la infancia y la adolescencia, y que las lentes de control de miopía que son desechables diarias, tienen la aprobación CE y FDA que las certifica como lentes de contacto de probada eficacia en el control de miopía y aptas para su uso en niños. Son lentes de contacto específicamente diseñadas para niños y adolescentes.

Son varias las ventajas que, en general, tienen las lentes de contacto frente a las gafas, entre ellas: psicológicas, mejorando la autoestima en muchos niños y adolescentes, de comodidad en las múltiples actividades diarias que realizan los niños, especialmente las deportivas, pero si hablamos de lentes de contacto versus gafas específicas de control de miopía, que cómo ya he dicho han de llevarse un número mínimo de horas al día, todos los días, las lentes de contacto nos permiten estar seguros de que el niño está cumpliendo el tratamiento. Con las gafas es más complicado porque se la puede quitar en algunos momento del día y que los padres no sean sabedores de que lo hace ni durante cuánto tiempo.

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