CUESTIÓN DE INSEGURIDAD

Celos, una «pasión» con riesgo

Establecer un «reglamento de la relación» en el comienzo puede salvar a la pareja

Rocío ruiz-calero

Sus sentidos se agudizan, cualquier movimiento de su pareja fuera de lo normal es motivo de desconfianza, el móvil de su compañero/a se convierte en su pasatiempo favorito y seguir sus pasos cuando sale de casa son un paseo matutino. Siente que ama con ... toda su alma a esa persona y el miedo a perderla le hace actuar de un modo descontrolado. No cabe duda. Está siendo víctima de unos celos que pueden llegar a destruir su relación. Conocer qué se esconde detrás de ese sentimiento y saber cómo manejarlo pueden salvarla.

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En un principio, y por mucho que se insista en negativizarlos, los celos no son, en sí mismos, ni buenos ni malos. Todas las personas tienen la necesidad de saber que aquellos a los que les unen lazos afectivos van a estar ahí. Esto genera un sentimiento de celo que aparece desde que nacemos: con los padres, los hermanos, los amigos... «Esa sensación es algo natural e, incluso necesaria. Son unos celos poco intensos y fácilmente controlables», explica Miguel Hierro, psicólogo de pareja .

Traspasar la línea

Pero dentro de los celos hay que distinguir varios niveles, que van desde los más comunes, como desear que su pareja solo mantenga una relación con usted ó el instinto de proteger aquello que considera de valor, hasta la celotípia, que implica una exigencia a que su pareja limite sus relaciones con los demás. «Esa exigencia es la que marca el inicio de unos celos anormales, en los que la persona busca todo tipo de justificaciones, ideas no basadas en la razón, para demostrar que hay una tercera persona», explica la psicóloga de pareja María Frenzi Rabito . Si la persona se siente dueña de su pareja, llegará un momento en que no sea capaz de entender que se relacione con otros individuos, que tenga amigos y que pueda compartir cosas con ellos sin que eso suponga una infidelidad.

Entonces, «ante el temor a perder el cariño de su pareja, adoptará los celos como mecanismo de defensa para intentar controlar a la otra persona y así garantizar la continuidad de la relación», puntualiza Miguel Hierro. Sin embargo, el efecto que se genera es el contrario, pues se produce un gran daño a las bases principales de cualquier pareja: confianza, seguridad, respeto... Cuando esos celos comienzan a dificultar la vida cotidiana de ambos es hora de ponerle freno.

Claves de convivencia

Si cada persona es un mundo, cada pareja es un universo paralelo y su buen o mal funcionamiento solo depende del tipo de relación que ambas partes han definido y aceptado. Por ello, la prevención de los celos comienza en el preciso momento en que se forma la pareja. Es imprescindible establecer una especie de «reglamento de la relación», aconseja Miguel Hierro, en la que se asienten las normas básicas de convivencia y trato. Es el momento ideal para que cada uno deje claro cómo le gusta comportarse, tanto cuando está con su pareja como cuando se encuentra solo o con amigos, y consensuar los límites que el otro no puede ni debe traspasar. Un grave error es que las relaciones se desarrollen sin este acuerdo, ya que problemas tan contaminantes en la pareja como la desconfianza, la falta de respeto o la inseguridad pueden constituirse como sentimientos habituales dentro de la relación y poco a poco dañar sus cimientos. La salud dentro de la pareja es tan importante como en el propio cuerpo.

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