La fórmula que funciona para alcanzar metas en el primer año de vida del bebé, según una mamá primeriza
Iria Sagalés escribe sobre los retos, miedos e inseguridades que surgen en esta etapa vital
«Mejorar la atención los primeros 1.000 días de vida puede cambiar o mejorar el diagnóstico del niño»
El primer año de vida de un bebé puede llegar a ser un verdadero reto para una madre. Retos, miedos e inseguridades que se unen a la sobreinformación acerca de la maternidad, a las modas y recomendaciones de expertos (e inexpertos) que invaden las ... redes durante el embarazo. Unos excesos que, en ocasiones, pueden llevarnos a olvidar 'el sentido común' de las cosas.
«Mamá, y déjate de historias» es la historia personal con mucho sentido común de su autora, Iria Sagalés, mamá primeriza y emprendedora. Un relato que decidió escribir «cuanto tomé conciencia de que el camino no había sido de rosas, pero, sobretodo, porque al echar la vista atrás y recordar vivencias contadas por otras madres, me di cuenta que la mía, mi historia, no había sido la única».
Animada por otras mujeres que pasaron por su experiencia Sagalés se decidió a publicarla y en este proceso literario se han sumado varias colaboradoras que han querido poner su granito de arena en el objetivo de ayudar a otras mujeres y futuras madres.
-¿Cómo tuviste tiempo para escribir este libro?
-Siendo sincera, no ha sido nada fácil encontrar un hueco, pero si te lo propones, lo encuentras. Al final es un tema de prioridades en la vida, y para mí, el libro, se convirtió en una de ellas. Empecé a escribirlo cuando mi hijo cumplió un año y he tardado año y medio en publicarlo. He aprovechado todos los momentos que he podido: en la noche con el niño acostado, por la mañana recién levantada, ratos a solas en casa, etc. El proyecto me hacía mucha ilusión y no sólo por recordar los momentos vividos con mi hijo sino también por el deseo de compartir esos pensamientos, conversaciones y experiencias vividas y compartidas con otras mamás.
-«Ahora sí te va a cambiar la vida». Dices que es la única verdad universal en la que todos los 'entendidos' en crianza coinciden. ¿Es imposible preparar a alguien para ese momento?
-Creo que puedes, y debes, informarte y aprender nociones de lo más básico, pero luego cuando ya eres madre es cuando aprendes lo que para mí es realmente importante: cómo ser la mejor mamá para tu hijo. Y aquí no existe una única forma de hacerlo. A veces, nos rendimos a modas, tendencias, creencias porque creemos que sólo existe una manera de ser mamá, como si fuéramos robots creados para ser de una manera única e irreversible. Y no. Creo que cada mamá tiene una personalidad y una manera de hacer, de sentir y de actuar. Creo que el verdadero aprendizaje es saber transmitir lo que tú consideras es mejor para tu hijo, y eso incluye también errores y equivocaciones.
-Reconoces que tu camino no fue de rosas, precisamente. Eso no te lo dice nadie... ¿O te lo dicen pero hasta que no vives la experiencia, es imposible de ponerte en situación?
-Exacto. A veces la maternidad se visualiza como algo idílico y fácil, pero no lo es. Aprendemos la lección pero la realidad es muy diferente precisamente porque cada mujer es diferente. No es fácil lidiar con las novedades que te trae la maternidad.
-De hecho, ¿tú recurriste a una 'coach'? ¿ En qué momento? ¿En qué te ayudó?
-Descubrí a Elena, mi coach, en un momento de mi vida en el que fue difícil para mí gestionar las emociones y la manera de ocuparme de las cosas que me rodeaban en mi día a día (trabajo, pareja, familia, etc.) En ese momento realicé un curso que me fue muy útil para conocerme y poner en funcionamiento ciertas herramientas y técnicas del 'coaching' que me ayudarían en un futuro. Pero justamente, cuando empezaba a aplicarlas, tuve mi primer aborto y más tarde, con el nacimiento de mi hijo, el posparto. Para mi no fue fácil aceptar ciertos cambios y hay que decir que la maternidad corre mucho, cada semana aparece algo nuevo, y hay que saber cómo ocuparse de ello cuando mientras tanto tienes otros quehaceres.
-Tener a un hijo en pandemia seguro que te facilitó estar a solas con él cuatro días. ¿Sería buen volver a esa intimidad y no convertir ese momento en una romería familiar y social?
-Totalmente. Fíjate, cuando soñaba con mi momento de dar a luz me imaginaba rodeada de mi familia, con visitas de amigos, etc.. Pero cuando estás en el hospital y recibes las visitas de los médicos y enfermeras, y tú estás pendientes 100% del bebé y de ti, creo que pensar en todas esas visitas a mí por lo menos me satura. La intimidad de estar en la habitación con mi bebé y mi marido, la primera vez que nos conocemos los tres, creo que es muy especial.
-La lactancia es dura para muchas madres y de hecho puede convertirse en una auténtica pesadilla. ¿Alguna recomendación, en base a tu experiencia?
-Te diría que pienses en ti y en tu bebé, y lo demás no importa. Nos obsesionamos en hacer lo que otros consideran 'correcto' y nos olvidamos de lo que es mejor para nosotras. Como cuento en el libro, en mi caso yo me obsesioné en dar la teta porque era algo que me habían transmitido era fundamental, pero cuando puse la atención en mi, en cómo lo estaba sufriendo, y en mi bebé, en cómo él también se sentía, busqué la mejor opción para nosotros. Creo que hoy en día, en muchas ocasiones, perdemos de vista el sentido común de las cosas.
-El sueño del bebé el primer año es un asunto también espinoso y que se atasca en muchas familias. ¿Dormir bien es posible?
-Creo que sí es posible, pero hay que trabajarlo. Me erizo cuando la gente me dice «¡Qué bien duerme! Es que habéis tenido suerte». Si te soy sincera, no creo mucho en la suerte. Estoy casi segura que mis decisiones, y la de mi marido, ayudaron y mucho a conseguirlo. Para nosotros el sueño y descanso de nuestro hijo era tan o más importante incluso que la alimentación por eso trabajamos mucho para que descubriera el placer del descanso.
-En cuanto a la alimentación... Es tal tu interés que incluyes un recetario. ¿Resulta que los bebés son pequeños pero también tienen paladar?
-Creo que los que no tenemos paladar somos los padres jaja. He probado y visto papillas que no me extraña que los bebés las rechacen. Cuando yo empecé con la alimentación complementaria, una de las cosas que más veces me repetían era: «buf, es lo peor», «sólo les gusta la papilla de frutas», «a mi hijo no le gusta las verduras…». Todo era negativo. Yo quería que mi hijo disfrutara de la comida, porque a mí me encanta. Por eso, lo primero que apliqué era: «si no te gusta a ti, no se lo des a él». Todo pasaba por probarlo. Y luego, quise aventurarme con papillas que se inspiraran en sabores de platos que más tarde mi hijo disfrutaría con cuchara y tenedor.
Mi teoría funcionó. Papillas con sabor a estofado, potaje de garbanzos… le encantaron y cuando empezó a comer sólido no rechistó a nada. Ahora es un orgullo cuando las personas que ven comer a Oliver me dicen: «Es que le gusta todo, come de maravilla». No, esto no creo que sea suerte tampoco. El recetario lo perfeccioné con una blogger gastronómica. Cuando a Sue le propuse la idea le encantó. Le dije que quería apostar por recetas de purés inspirados en platos de la cocina tradicional y que sirvieran de ayuda para aquellas todas mamás que están bloqueadas en papillas de zanahoria, calabaza y calabacín.
-Al final, según cuentas tú, todo se basa en tener paciencia, disciplina, orden... para conseguir metas y objetivos.
-Paciencia, disciplina y orden es mi fórmula y a mí me ha funcionado. ¿Quizás a otras mamás no? Seguramente. Como decía, no existe una sola manera de ser mamá, aunque eso parece que es lo que nos dicen.
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