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Día Mundial del Niño Prematuro

«Una simple caricia puede provocarles una taquicardia que no sepan cómo compensar»

Hay más de 30.000 niños nacidos pretérmino en España, muchos de los cuales pasan una media de 50 a 100 días hospitalizados

Día Mundial del Niño Prematuro IGNACIO GIL/ Vídeo: ATLAS
Carlota Fominaya

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Los trillizos de Isabel y de Nacho llegaron al mundo en la semana 34 + 3 días, lo que, en este tipo de embarazos, se considera «a término». Estarán bajo los cuidados de los expertos de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario La Paz hasta que lleguen a los dos kilos doscientos gramos, el peso estipulado para que reciban «el alta». La vinculación de sus padres con los bebés está siendo máxima , gracias en parte a las facilidades que otorgan en el madrileño Hospital Universitario La Paz . «El hecho de que la familia esté completamente vinculada al hijo –a los tres, en este caso–, es súper importante, e influye muchísimo en la evolución de estos niños», asegura Adelina Pellicer, jefa de la unidad de neonatología de este hospital, considerada de nivel III-C (máxima complejidad según la clasificación de la Sociedad Española de Neonatología ). «Hay que tener en cuenta que en este tipo de partos, el niño sale del útero materno e inmediatamente es cogido por un médico, en lugar de ir a un piel con piel con su madre. Es decir, las primeras personas que vemos y atendemos al bebé somos personas ajenas a la familia, cosa que no ocurre en ninguna otra franja de edad, donde hablamos de pacientes que entran en el hospital pero previamente han tenido un entorno familiar».

Maduración cerebral

«Las disfunciones familiares relacionadas con el estrés que supone tener a un niño tantísimo tiempo en un servicio como este no son nada recomendables», insiste Pellicer, quien aboga constantemente «por la participación, sin duda, de las familias en el cuidado de sus bebés». Para esto, la política actual pasa porque los padres «se sientan, en la medida de lo posible, como en casa», añade la responsable de enfermería de la unidad, Mayte Serrada Sotil. «Nuestro objetivo es facilitar el espacio y la logística para que los padres de estos niños ingresados estén con sus hijos». De hecho, recalca, «no solo les permitimos que estén, sino que les animamos y les apoyamos para que se involucren todo lo que ellos quieran en el cuidado de sus pequeños. Se les da toda la información que puedan necesitar o que quieran aclarar, se les explica el por qué de las pantallas, de las alarmas o los pitidos, que no necesariamente quieren decir algo malo, si es normal la temperatura, en qué posición ponerles..», aclara.

El manejo de un prematuro

En esta unidad, explica, se enseña incluso a acariciar a estos bebés. «Aprender a manejar a estos pequeños es súper importante. Los cuidados a niños tan pequeños requieren cierta destreza. A lo mejor no se les puede ni acariciar, porque es una estimulación que no saben cómo manejar. Como neurológicamente no están maduros, no son capaces de gestionar como nosotros todos esos estímulos que puede suponer una caricia, pero para ellos puede resultar una acción demasiado agresiva que les provoque una taquicardia que no sepan cómo compensar. La caricia a un bebé prematuro no es, pues, deslizar la mano, como alguien puedan entender, sino apoyarla en la cabecita, o en las piernas: nosotros lo llamamos hacer contención». También, prosigue Serrada Sotil, «les mostramos cómo cambiarles el pañal, ya que durante meses es lo único que llevan y la piel de un niño de estos es extremadamente delicada». Así lo consideran también desde Dodot , compañía que ha puesto en marcha un proyecto bautizado como #pequeñosluchadores , enfocado a la creación de pañales específicos adecuado a bebés que pesan menos de 800 gramos, y del que donarán 800.000 unidades.

De esta forma, continua esta enfermera, «los padres se van sintiendo cada vez más seguros. Con esto ganan seguridad, que el niño percibirá también. Vamos hacia eso, a que los padres sean una parte fundamental en los cuidados del niño, una parte del equipo». «Ellos son los que mejor conocen la situación basal de su hijo, y los que antes perciben si se le hincha la tripita al niño, si un día está más inquieto de lo normal... Nosotros nos vamos a dar cuenta pero los padres perciben ese tipo de cosas mucho antes. Eso es un cuidado al milímetro. Cuando los padres hacen vínculo, eso favorece a todos, pero al bebé, al primero ». «Consideramos a los padres como una unidad. Y para lograrlo, en el Hospital de La Paz no hay horarios. Los progenitores pueden entrar y salir cuando deseen, y venir en el momento del día en que les venga mejor».

En el caso de esta pareja madrileña, ellos van y vienen a diario a estas instalaciones para dar las tomas y cambiar los pañales de sus tres bebés. « Podríamos quedarnos a dormir aquí, porque como padres de niños ingresados en neonatologia tenemos permiso para hacerlo (e incluso recibir visitas), pero Isabel, mi mujer , todavía tiene las grapas de la cesárea, y este no es lugar para el descanso», corrobora Ignacio, el padre de Amaia, Isabel y Raúl. «Así es –corrobora Serrada Sotil–, no hay horarios para ellos, pueden venir y estar el tiempo que deseen, de la mañana, la tarde o la noche. Cuando hay un niño crítico, se suelen quedar, pero en una situación de estabilidad como esta, los padres necesitan descansar». Un nacimiento prematuro, apunta Serrada, «es siempre traumático, y lo peor es la incertidumbre. Es mucha información la que hay que asimilar y es un proceso que se vive como una auténtica montaña rusa. Tienen que aprender a vivir día a día », añade.

El futuro de la neonatología

De esta forma, y junto a la implicación de la familia, el futuro de la neonatología está, sin duda, en unidades «distintas de las actuales, más tranquilas, para lo que es necesario un rediseño arquitectónico y de gestión de procesos que implique, entre otras cosas, una monitorización que no provoque ruido donde está el paciente, sino fuera, porque estén externalizadas, a efectos de que realmente obtengamos mejores resultados. Todo tiene un impacto en un órgano tan sensible como el cerebro, que en estos niños pretérmino está muy lejos de estar completamente maduro. Ni siquiera han acabado de migrar todas las células, ni se han establecido todas las conexiones neuronales. Y, sin embargo, ya hay evidencia de que el estrés generado en las familias tiene el mismo peso que la condición individual del bebé . En esto estamos trabajando mucho», concluye Adelina Pellicer.

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